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Una histórica estación de tren abandonada en España se convierte en hotel

La Estación de Canfranc, levantada frente a los Pirineos, es ahora un lujoso hotel de cinco estrellas propiedad de Barceló Hotel Group.

Barceló Hotel Group

Desde 1928, la Estación de Canfranc se erigió, frente a los Pirineos, en el valle de Aragón, como el complejo ferroviario más importante de este país a finales del siglo XX. Su construcción se enmarca en el proyecto que presentaron las compañías Midi Francés y Norte de España entre 1909 y 1910 para crear un paso fronterizo que uniera España y Francia a través de la cordillera Pirinaica. Desde hace un tiempo, quedó abandonada. Pero ahora es un lujoso hotel de cinco estrellas.

El complejo es propiedad de la compañía Barceló Hotel Group y alberga un total de 104 habitaciones en su interior, entre las que se encuentran cuatro suites. Los espacios “cálidos y elegantes”, tal y como señalan desde Barceló, está diseñada de tal manera que mantiene la ambientación de un edificio propio de la década de 1920. Estos, además, están integrados con materiales propios de la cultura popular aragonesa. Y, para su remodelación, han aprovechado el vestíbulo de la antigua estación para hacer la recepción.

En este sentido, la directora del hotel, María Bellosta, ha explicado que han “prestado especial atención a cada detalle” del proyecto de renovación. Asimismo, ha indicado que resultaba importante que el complejo no perdiera “un ápice de su personalidad y enorme legado”, ha explicado en declaraciones a la CNN. Finalmente, ha concluido que “enorme legado” conlleva “un enorme reto”.

Está equipado, asimismo, con un spa, una piscina, biblioteca y tres restaurantes. Uno de estos está planteado para disfrutar del concepto Royal Breakfast y los dos restantes son gastronómico y a la carta. Para ello, se han habilitado dos vagones que también siguen con este estilo propio de principios del siglo XX. Además, destacan que cuentan con un proyecto gastronómico liderado por Eduardo Salanova y Ana Acín, galardonados con una estrella Michelín.

El proyecto comenzó en 1853

La historia de esta estación se remonta a noviembre de 1853, cuando se firmó el manifiesto de Los aragoneses a la nación española. En él, quedaba recogida la petición de hacer este trayecto en ferrocarril que uniera las dos capitales, Madrid y París, a través de los Pirineos, más concretamente, de la región aragonesa de la cordillera. Y, finalmente, en 1864, el Gobierno destinó unos 20 millones de reales con los que poner en marcha el proyecto.

Las obras para la construcción del túnel comenzaron en diciembre de 1908 y, cuatro años más tarde, ya estaba terminado. La llegada de la estación se prolongó un poco más y no estuvo finalizada hasta julio de 1928. Y, a pesar de todo lo que ocurrió con el paso de los años, el tráfico ferroviario se mantuvo hasta 1970.

Una puerta de libertad para los judíos

Esta estación ha sido testigo activo de algunos de los acontecimientos que han marcado el siglo XX. Durante los primeros años de la II Guerra Mundial fueron muchos los judíos que aprovecharon esta conexión para entrar a España. Y, desde aquí, partían a Lisboa para, finalmente, huir hasta Estados Unidos. Y no sólo ellos. Los espías que querían unirse a la Resistencia francesa antinazi y contactar con los aliados también salían desde Canfranc.

Sin embargo, más tarde la tomaron los nazis y pasó de ser una puerta de libertad para los judíos a un lugar plagado de detenciones. Es más, esta región aragonesa fue la única de toda España que llegaron a tomar los nazis y lo usaron para controlar el paso de algunos materiales de valor, como el oro, entre otras misiones.

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