Un anciano muere aplastado por una vaca ‘voladora’ mientras orinaba
El animal salió disparado tras colisionar con un tren, aterrizando sobre un señor mayor que se encontraba miccionando en los márgenes de la vía.
El mundo es tan grande y está tan lleno de gente que prácticamente cualquier cosa que se le pueda pasar a uno por la cabeza ha ocurrido alguna vez en algún sitio. Vivimos en un lugar lleno de sorpresas, improbabilidades estadísticas y tragedias extrañas. Por ejemplo, si un excelente matemático fuera capaz de calcular exactamente cuál es la probabilidad de morir aplastado por una vaca voladora seguramente diría que muy pocas. Pero es que el suceso ha ido más allá.
Un anciano de la India, en un ataque de necesidad inesperado -algo que todo el mundo ha vivido-, se acercó a miccionar a los márgenes de la vía de un tren. Con la mala suerte de que, justo en ese momento, una vaca se encontraba surcando los cielos en busca de un lugar donde aterrizar. Y el lugar donde aterrizó, finalmente, fue el pobre hombre, que acabó falleciendo a causa del incidente.
El animal tampoco viviría para contarlo. El bovino se encontraba en mitad de los raíles del tren cuando el vehículo, que llegó a considerable velocidad, colisionó contra él propulsándolo más de treinta metros. Un despegue que tuvo aciagas consecuencias.
La quiniela de la vida y la muerte
Existe un verdadero problema con las vacas en el país. Al ser animales sagrados para la inmensa mayoría de la población, de religión hinduista, son muy limitadas las medidas que pueden adoptar las autoridades para impedir que campen a sus anchas y acaben ocasionando desórdenes públicos o episodios de esta índole. No obstante, al conocerse este triste -y, hay que admitirlo, extrañísimo- caso, el gobierno ha anunciado que redoblará sus esfuerzos por reducir la vegetación acumulada alrededor de las vías para que las vacas no se sientan atraídas.
La historia tuvo lugar en la región de Alwar. La víctima tenía 82 años, y según los medios locales habría muerto en el acto. Durante años, había trabajado como electricista para la compañía de Ferrocarriles Indios. Un amargo y aleatorio punto y final. Pero es que es un mundo amargo y aleatorio. Nunca se sabe cuál será el siguiente resultado en la quiniela de la vida y la muerte.