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El arma prohibida en más de 100 países que ha pedido Ucrania

El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, insiste en la idea de recibir bombas de racimo, prohibidas por la Convención de Oslo.

Wikimedia Commons

El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, ha insistido este sábado en la demanda de su Gobierno de recibir de sus aliados municiones de racimo para defenderse de la agresión rusa. “Entendemos que estos proyectiles son objeto de debate a nivel mundial. No somos parte de la Convención que prohíbe su uso, así que, desde el punto de vista legal, no hay obstáculos”, ha dicho en los márgenes de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en declaraciones citadas por la agencia Interfax.

Una bomba de racimo, también conocida como bomba de dispersión, fragmentación o submunición, es un contenedor lleno de pequeñas bombas explosivas. Este contenedor puede ser un proyectil, un cohete, un misil u otro dispositivo. Lanzado desde un avión o disparado desde tierra, se abre en el aire y libera las submuniciones. Esto dispersa una alfombra de bombas sobre un área grande sin ningún grado de precisión (de ahí su riesgo), según explica la organización Humanity & Inclusion. Debido a su peligrosidad, el uso de bombas de racimo está prohibido desde 2008 por la Convención de Oslo, y hasta febrero de 2021, 110 países han firmado la “Convención sobre Municiones en Racimo” y otros 13 también la han firmado, pero todavía no la han ratificado. Esta Convención prohíbe el uso, producción, comercio y almacenamiento de las bombas de racimo.

Según Humanity & Inclusion, hasta el 87% de las víctimas registradas tras una bomba de racimo son civiles; “en otras palabras, casi todas las víctimas son civiles”. Y el peligro persiste incluso después de la explosión, ya que el 40% de las submuniciones no estallan al impactar, pero se quedan activas y pueden “explotar en cualquier momento”.

Rechazo de Alemania

“Si recibimos las municiones, serán usadas de forma exclusiva contra las fuerzas militares rusas”, ha indicado Kuleba, que ha explicado que está demostrado que este armamento está siendo empleado por Moscú. El ministro ucraniano de Infraestructura, Oleksandr Kubrakov, había insistido ayer en esta petición ucraniana durante un debate en la misma conferencia, a lo que reaccionaron con rechazo varias voces de la política alemana.

La propia ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, indicó en los márgenes del evento de alto nivel en Múnich que el apoyo alemán a Ucrania se guía por la Carta de las Naciones Unidas y por el derecho internacional.

El objetivo de la prohibición es el de evitar “que las personas civiles padezcan ingentes sufrimientos, pues su finalidad es velar por que estas armas no vuelvan jamás a emplearse y se destruyan decenas de millones de submuniciones en racimo”, según la Convención sobre Municiones en Racimo. El siguiente mapa muestra los países que sí firmaron la prohibición del uso de las bombas de racimo (en color rojo), los que están de acuerdo pero todavía no lo han ratificado (morado) y los que decidieron no formar parte de la Convención (gris), entre los que se encuentran Rusia, Estados Unidos y China.

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