SOCIEDAD

Una pelea entre 30 ingleses ebrios en un vuelo de Alicante obliga a que se presente la Policía

Según el aviso, que lo ha dado a través de Twitter la cuenta de Controladores Aéreos, el piloto solicitó “prioridad, recorte de maniobra y presencia policial”.

Christian HartmannREUTERS

Un tercio de los pasajeros que llegan al aeropuerto de Alicante-Elche proceden de Reino Unido. Lo hacen por diferentes compañías, desde distintos aeródromos y en diversas condiciones, de modo que cada viaje es una odisea diferente a través del cielo. La última ha estado protagonizada por 30 ingleses ebrios, los suficientes como para convertir el tranquilo pasillo de un avión de Ryanair en un auténtico campo de batalla.

Así lo ha relatado en Twitter la cuenta oficial de Controladores Aéreos, que traslada todos los incidentes desde la cabina hasta las pantallas de los móviles de curiosos por la aeronáutica. Este episodio, el de la treintena de británicos borrachos, se ha saldado con presencia policial en la pista de aterrizaje. Y no precisamente para darles la bienvenida.

Instrucciones específicas para aterrizar

Tal y como ha señalado el usuario, la multitudinaria pelea a bordo empujó al piloto y su equipo a solicitar ayuda en el aterrizaje. “Prioridad, recorte de maniobra en lo posible y se coordina la presencia de policía”, ha escrito la cuenta de Controladores parafraseando el urgente aviso que procedía desde el avión.

Al final del mensaje, dedica unas palabras a los afectados por el suceso: “Reiteramos nuestro apoyo a las tripulaciones y pasajeros que tienen que sufrir estas situaciones”, sentencia Controladores. Y con toda la intención del mundo utiliza el plural para referirse a tan original accidente: no es ni la primera ni la última vez que ocurre algo así. De hecho, es bastante frecuente.

Los aviones no son bares

Hace tan solo dos meses, otro problema de altos vuelos sacó los peores sudores de un angustiado piloto. El motivo volvía a ser una pelea; esta vez, en la cola del avión. Un vuelo procedente de Noruega y que tenía como destino el mismo aeropuerto alicantino se convirtió nuevamente en un ring de boxeo. Entonces, los derechazos y los insultos en inglés se encontraron también con policías justo cuando los agresores pusieron un pie en la tierra.

Algunos acuden al vuelo como cualquier parroquiano fiel a su cita con el vermú. Pero los aeropuertos no son bares. En algunos casos, las compañías han llegado a identificar a reincidentes y les han negado el acceso al aeroplano; o, tras dar problemas en la misma cola de embarque, les han echado con la misma habilidad con la que un bartender lanza al borracho por la puerta y contra la acera.

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