Una mujer se va a vivir a un contenedor de carga y se gasta solo 300 euros al mes: “Es increíble ver cómo mis ideas se materializan”

Robyn Swan, una mujer escocesa de 33 años decidió dejar atrás los precios abusivos de la vivienda tradicional y apostar por una alternativa radical: vivir en un contenedor marítimo instalado en un terreno propio. Sus gastos mensuales rondan los 330 dólares, según informa la agencia británica South West News Service (SWNS)

La historia comenzó en 2023, cuando vendió todas sus posesiones: coche, muebles, televisión; e hipotecó su casa para comprar un terreno de unos 28.000 metros cuadrados cerca de Stirling por 240.000 dólares. Posteriormente, invirtió otros 5.400 dólares en instalar un contenedor de 40 por 8 pies, que sería su nuevo hogar junto a su pareja.

Un cambio radical en su estilo de vida

Al principio, vivieron en condiciones muy básicas. Ella dormía en un colchón en el suelo mientras adaptaban el contenedor. Pero con el tiempo lo transformaron en una vivienda completa: instalaron aislamiento, doble ventana, cocina, frigorífico, congelador, baño con ducha, y hasta un inodoro sin agua.

Con la ayuda de paneles solares, recolección de agua de lluvia y una estufa de leña, lograron reducir al mínimo su dependencia de servicios externos. “El contenedor ahora es una casa llena: elegí el aislamiento y el doble acristalamiento que quería, así que es mucho más acogedor que una caravana”, dijo.

Además, la mujer se dedica a cultivar vegetales, criar animales como pollos, conejos y cerdos, y a recolectar agua de lluvia. La escocesa estima que actualmente es autosuficiente en un 40% y espera alcanzar el 70% para el verano.

¿Qué la motiva y cuánto ahorra?

Su objetivo es liberarse del coste creciente de la vivienda y alcanzar una vida más sencilla, sostenible y autónoma. Según la protagonista, ha reducido su gasto habitual en unos 1.000 dólares al mes en comparación con cuando vivía en una casa tradicional.

Con su estilo de vida minimalista y fuera de la red, la mayoría de sus gastos mensuales se limitan al impuesto municipal, alimentos básicos, algún gasto en comida ocasional, como la leche o algún que otro capricho y la factura del móvil.

Mientras los precios de la vivienda siguen subiendo, la solución adoptada por esta mujer demuestra que, para algunos, vivir “fuera del sistema tradicional” puede ser una forma real de reducir gastos, ganar independencia y replantearse el modo de vivir. “Es increíble ver cómo mis ideas se materializan”, declaró Robyn Swan, después de cumplir su sueño.

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