Una mujer se pone a limpiar las hierbas de su jardín y se topa con una reliquia nazi a centímetros de la superficie: “Quiso tirarla”

Nuestro entorno nos sorprende cuando menos lo esperamos, con posibles tesoros a nuestro alrededor, y eso mismo es lo que le pasó a Conrad, un residente de Múnich de 29 años de edad, que vio como su madre encontró en su jardín de la ciudad de Constanza, al sur de Alemania en el estado federado de Baden-Wurtemberg, un trozo de historia que nadie esperaba.

“Estaba quitando unas malas hierbas cuando encontró esto enterrado en el suelo. Envió una foto al chat del grupo familiar y luego quiso tirarla”, declara Conrad al medio Newsweek. ¿De qué se trata? Por su aspecto parecía un objeto de enorme antigüedad, de un pasado muy remoto, pero no había que irse tan atrás en el tiempo, y es que el objeto en cuestión es una daga M35 de la Wehrmacht, el nombre que recibían las fuerzas armadas de la Alemania nazi y que estuvieron activas de 1935 a 1945.

Un hallazgo mucho más cercano en el tiempo de lo que pensaban

En el momento de ver el objeto, Conrad fue consciente de que podría tratarse de algo antiguo: “Antes de la casa de mis padres, no había edificios en este solar, sólo un terreno vacío. Así que mis padres supusieron que era algo de hace mucho tiempo”. La realidad es que no había que irse muchos siglos atrás, tan solo varias décadas, y con la esperanza de obtener más información compartió las imágenes del objeto en Reddit y la respuesta que obtuvo no era lo que esperaba.

“Pensé que era una espada de hace miles de años. La gente empezó a comentar muy rápido, y en cuestión de minutos se determinó que era una daga M35 del ejército nazi”, señala Conrad. Se trata de objetos que no estaban por norma general destinados al combate, teniendo un uso ceremonial, una señal de rango y estatus que se llevaban con el uniforme de gala.

“Supongo que después de la guerra, muchos soldados querían deshacerse de las pertenencias que pueden vincularlos a la Wehrmacht. Así que supongo que alguien lo enterró en esta tierra y luego huyó a Suiza, que está muy cerca, o simplemente siguió viviendo en uno de estos pueblos de aquí”, destaca un Conrad que reflexiona sobre el objeto y deja claro que debido a su procedencia “no voy a pulirlo y colgarlo en mi salón. Por otro lado, es parte de la historia y tampoco quiero tirarla a la basura”.

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