SOCIEDAD

Una mujer se despierta dentro del ataúd en su propio velatorio

Fue declarada muerta por error en el hospital después de que los médicos no consiguieran reanimarla, lo que ha llevado a las autoridades a investigar el caso y revisar los protocolos en este tipo de situaciones

A punto ha estado una mujer ecuatoriana de 76 años de ser enterrada con vida. Una historia que parece el inicio de un macabro cuento victoriano de Allan Poe. La anciana se encontraba hospitalizada a causa de un grave derrame cerebral, a lo que siguió un estruendoso paro cardiopulmonar. Un buen rato estuvieron los médicos intentando reanimarla sin éxito. Todo indicaba que la señora había fenecido, por lo que se rellenó un certificado de defunción y se activaron los protocolos.

Los familiares organizaron un largo velatorio para decir el adiós definitivo. No obstante, acabaron percatándose de que del ataúd donde descansaba la (supuesta) muerta salían sonidos extraños. Aunque no inmediatamente. Más de cinco horas llevaban los allegados presentando sus respetos cuando se cercioraron, por suerte, de que algo no cuadraba -concretamente, lo que no cuadraba es que nadie en aquella habitación estaba muerto-.

Sorpresa mayúscula

Al abrir la tapa sobrevino la mayúscula y casi irreal sorpresa. La señora respiraba claramente, aunque con visibles dificultades. Los tenues murmullos que fue capaz de emitir, a pesar de su delicado estado de salud -aunque más delicada habría sido la muerte-, la salvaron de una suerte verdaderamente angustiosa. Rápidamente, los parientes la trasladaron al hospital, donde los sanitarios constataron que, efectivamente, aquella persona estaba todavía viva.

Actualmente está bajo minuciosa observación, intubada debido a su frágil condición física. El error médico podría haber desatado una auténtica desgracia. Tras conocer los detalles de este estrambótico caso, las autoridades ecuatorianas han decidido abrir una exhaustiva investigación en la que, además, se revisarán los protocolos en este tipo de situaciones para evitar que algo así pueda volver suceder.

Por suerte, el episodio ha tenido un final razonablemente feliz, aunque aún se desconoce si la paciente conseguirá recuperarse -la institución médica ha decidido reservarse el diagnóstico-. Lo que está claro, no obstante, es que esta persona -que, por cierto, era una enfermera jubilada- ha recibido una segunda oportunidad. Ahora solo cabe esperar que un segundo golpe de suerte haga que la mujer, que tan cerca estuvo de morir de la peor manera posible, se sobreponga a sus graves achaques y la vida, finalmente, le gane esta batalla a la muerte.

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