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Un pueblo de Álava ofrece una casa por 166 euros a quien abra el bar

Lagrán tiene dos bares: uno cerrado y otro cuya concesión termina en julio. El ayuntamiento lanza esta propuesta para evitar un verano sin presencia del sector hostelero.

La España vaciada se desangra por muchos flancos. A veces un médico no es suficiente para varias pedanías, no existe cajero donde sacar dinero ni tienda donde gastarlo; o la iglesia, sin cura ni creyente, cierra dejando intacto su interior con la única promesa de acumular polvo durante décadas. En esta rueda de destrucción silenciosa y olvido se encuentra el sector hostelero, principal corazón de todos los pueblos pequeños del país.

Lagrán es un pequeño municipio situado en el sur de Álava que aglutina los concejos de Lagrán, Pipaón y Villaverde. Todos juntos suman 176 vecinos. La caída en picado del número de habitantes de la región se refleja en la puerta cerrada del restaurante La Traviesa, de propiedad municipal. Ahora, el consistorio lagranejo decide poner una tirita a esta brecha de la España vaciada ofreciendo una vivienda por 166 euros al mes a quien se embarque en la aventura de reabrir el bar.

Una oferta sin precedentes

El local no abre desde septiembre. Asumirlo no supone una renta mayor a los 2.000 euros anuales, amén de la primera intentona del ayuntamiento por atraer algún hostelero o emprendedor. El segundo incentivo fue mayor: el municipio se encargaba de la mitad de la factura de la luz. Tampoco acudió nadie a la llamada.

Aunque el aforo de 125 comensales pueda dar de comer a casi toda la población del municipio al mismo tiempo, repartidos entre las dos plantas y la terraza al aire libre que tiene La Traviesa, todavía nadie se atreve a dar el paso. Esta porción de la Cuadrilla de Montaña Alavesa, que en verano, fiel al ‘efecto pueblo’ que revive estos territorios cada agosto, incrementa su población, es en sí misma un proyecto arriesgado. El invierno lagranejo puede ser largo y solitario, pero allí lo saben. De ahí nace esta oferta sin precedentes. Mientras en las ciudades los alquileres se disparan, en este pueblo alavés una casa cuesta 166 al mes, los mismos que la renta del restaurante, a los que hay que sumar la voluntad del emprendedor.

Dos bares y ninguno abierto

Junto a La Traviesa se encuentra El Frontón, otro bar que lucha por sobrevivir. Hace mucho que ambos no permanecen abiertos al mismo tiempo, incapaces de aguantar una competencia mortal. Desde hace años se ha establecido una especie de turnismo mediante el que uno abre y otro cierra en un bucle que, cada vez, los va mermando más.

Este segundo bar termina su concesión en julio. Temerosos de afrontar un verano sin ninguno de los dos abierto, Lagrán pone sobre la mesa una oportunidad para abrir un negocio; que en realidad es una vía para escapar a la España vaciada y, sobre todo, una opción de supervivencia para un pueblo.

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