Sociedad

Un paciente con cáncer debe pagar asientos adicionales en los aviones por su discapacidad: “Absolutamente inhumano”

La familia de un adolescente con cáncer se enfrenta a obstáculos burocráticos y económicos para poder viajar.

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A sus 15 años, Matéis lucha contra un cáncer que cambió su vida hace un año. Desde entonces, su madre Valérie, que lo cría sola junto a su hermano, intenta mantener a flote a la familia entre tratamientos médicos. En un intento por ofrecer un respiro emocional a sus hijos, decidió organizar un viaje a Chipre. “Quiero que se reencuentren como hermanos y yo poder disfrutar de mis dos hijos”, explicaba la madre, en la cadena francesa France3 consciente del enorme esfuerzo económico que suponía.

En junio, el estado de salud de Matéis empeoró y su pierna quedó inmovilizada, lo que le dificultaba sentarse con normalidad. Valérie contactó entonces con la companía para comunicar sus necesidades especiales, como indican las condiciones generales de la aerolínea. Sin embargo, la respuesta fue un jarro de agua fría: tendría que pagar dos asientos adicionales de ida y vuelta para que su hijo pudiera mantener la pierna estirada. El coste total fue de 217 euros pero a pesar del esfuerzo económico, Valérie aceptó.

La familia intentó reclamar, sin éxito. “Ya hemos tenido que hacer todos los papeles administrativos para el nuevo curso: un PAI (proyecto de atención individualizado), transporte adaptado, porque Matéis irá en silla de ruedas…”, lamentaba Valérie. La acumulación de trámites de cara a septiembre y el desgaste emocional, les impidieron continuar con las gestiones contra la aerolínea.

Cuando se enteraron, el cirujano pediátrico y el oncólogo de Matéis , le dijeron: “Esto es muy discriminatorio. ¡Contacte con asociaciones!”, recuerda. Fue entonces cuando la doctora Élise Quillent, de la asociación Grandir sans cáncer, conoció el caso.

Presión contra la discriminación

Desde la asociación, contactaron con easyJet para pedir explicaciones. La aerolínea, en un primer momento, se limitó a responder que “es así y punto”. En el justificante de pago figuraba el concepto “pierna rota”, sin más información sobre cómo se encuadran estos casos en su protocolo.

Tras la presión pública y mediática, la compañía rectificó, alegando “un error humano” y aseguró que el servicio de atención al cliente ya estaba gestionando el reembolso de los asientos extra antes del vuelo. “La seguridad y el bienestar de nuestros clientes son nuestra prioridad y pedimos disculpas por las molestias ocasionadas”, declaró la compañía.

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Una semana después, la compañía confirmó haber contactado con Valérie y haber procedido al reembolso. No obstante, este caso refleja la falta de sensibilidad de muchas compañías ante realidades tan duras como la de esta familia.

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