Sociedad

Un hombre deja su vida atrás para ganar más de 40.000 euros en un bar en mitad del círculo polar ártico: “Soy un vikingo”

Tras una vida convulsa, Robert E. Yarber ha encontrado su hogar en Tromso, Noruega, donde gestiona un bar.

Robert E. Yarber para CNBC
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Hubo un día en el que el estadounidense Robert E. Yarber decidió cambiar su vida. Había pasado varios años en prisión, y tras ser liberado, quiso hacer todo lo que había soñado mientras estaba entre rejas: viajar y ver mundo, contemplar con sus ojos lo que hasta ahora solo había visto en pantallas.

“Estuve en una celda de prisión, una celda de dos metros por dos metros, con otro hombre adulto durante cinco años de mi vida. Quería ver París, Londres, Berlín, nadar en el Mediterráneo y contemplar el mar Muerto. Quería verlo todo con mis propios ojos. No quería verlo por televisión”, señala el hombre a la cadena CNBC.

Yarber salió de prisión en 2014 e inmediatamente hizo las maletas. Viajó por 44 países y finalmente decidió quedarse a vivir en el extranjero, dejando atrás Estados Unidos. “Lo aposté todo y lo arriesgué todo”, indica el hombre.

¿Cómo es su vida actual? Yarber se estableció en Tromso (Noruega), donde trabaja como barman y gerente de bar y gana unos 46.000 dólares (unos 40.000 euros). Allí dice sentirse cómodo y feliz, disfrutando de una vida tranquila. “Hay tanto amor y me siento tan bienvenido. Noruega es mi hogar. Cuando estoy en Estados Unidos, me siento casi como pez fuera del agua. Y ahora, aquí en Noruega, he podido moverme y disfrutar un poco”, señala.

La vida convulsa de Robert E. Yarber

La juventud de Yarber se torció tras un par de lesiones de rodilla, que acabaron con su carrera deportiva y provocó que el hombre dejara la universidad en el primer año. Tras ello, se puso a trabajar como lavaplatos en un restaurante. Pero, en 2006, Yarber y un amigo pelearon. En esa pelea, Yarber utilizó un bate de béisbol. Tuvo que cumplir una condena de cuatro años en la Penitenciaría Estatal de Oregón como consecuencia del incidente.

“Cuando salí y buscaba trabajo, no lo conseguí. Intenté todos los trabajos que quería. No los conseguí. Intenté todos los trabajos que no quería. No los conseguí. Intenté todos los trabajos que sentía que estaban por debajo de mí y que nunca antes habría hecho. Tampoco los conseguí”. Yarber aceptó entonces un trabajo para vender cocaína, ofrecido por un compañero de celda. Lo pillaron y tuvo que cumplir otros 14 meses de prisión.

Finalmente, Yarber salió de la cárcel en 2014. Él y su novia perdieron un embarazo, y el hombre entró en depresión. Se fue a trabajar a Alaska, donde tampoco fue feliz. Así que decidió, por fin, hacer lo que siempre había querido: probar suerte en el extranjero. Empacó y se marchó para los países escandinavos.

Ahora vive en Noruega, en Tromso, que se encuentra por encima del Círculo Polar Ártico. Allí trabaja como bartender y gestiona el bar del Hotel Havblikk en Tromsdalen, la ciudad al otro lado del puente de Tromso. Allí gana unos 26 dólares la hora, y suele trabajar unas 35 horas semanales. Yarber ha encontrado su hogar.

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