Si te llevas un botiquín con medicamentos de vacaciones, la psicología dice que probablemente tienes estos tres rasgos comunes
Este gesto va más allá de prevenir problemas de salud, combina prevención, autocuidado y, a veces, una necesidad de control muy marcada.
¿Eres de los que revisa tres veces el botiquín antes de salir de casa? ¿Metes medicinas “por si acaso” incluso aunque nunca las hayas necesitado? Aunque, como en el caso de llevar abrigo en pleno verano, hablamos de anticipar lo que pueda pasar, aquí la preparación tiene un matiz distinto: no se busca solo comodidad, sino prevenir problemas de salud. Este gesto combina prevención, autocuidado y, a veces, una necesidad de control más marcada.
Llevar un botiquín puede ser prudente, necesario o excesivo, según quién lo lleve, para quién y adónde vaya. No es lo mismo proteger a un niño de una otitis en la playa que prepararse para un trekking en alta montaña o tranquilizar una preocupación constante por enfermar. La clave está en diferenciar primeros auxilios de medicación, ajustar la preparación al destino y actuar con responsabilidad: llevar lo esencial para imprevistos, pero sin olvidar (por encima de todo) los medicamentos imprescindibles de los tratamientos en curso.
Hablamos para Diario AS con Olga Albaladejo Juarez, psicóloga experta en Bienestar y Salud integrativa y miembro de Top Doctors Group, quien nos detalla el perfil de personalidad que suele necesitar tener todo bajo control. “Las personas con un alto sentido de la responsabilidad y locus de control interno suelen planificar en exceso para no dejar nada al azar. Ven en la preparación médica una forma de cuidar su bienestar y el de los suyos. La diferencia con la “chaqueta en verano” es que aquí hablamos de un área sensible: la salud", nos cuenta.
Pregunta - ¿Qué tipos de rol influyen en este comportamiento?
- Madres o padres de niños pequeños: Su botiquín es más amplio porque incluye medicamentos pediátricos y material adaptado a la edad. No siempre es ansiedad; muchas veces es previsión razonable.
- Personas con ansiedad por la salud o hipocondría: Su preparación no distingue probabilidad de riesgo, y puede incluir fármacos para escenarios muy poco probables, como forma de calmar su preocupación.
- Parejas jóvenes o personas que viajan solas: Pueden limitar el botiquín a básicos, pero algunos lo amplían por experiencias previas o por destinos donde no confían en el acceso rápido a atención médica.
P - ¿Depende del destino de vacaciones?
R - Claro. No es lo mismo ir a un resort en un país con buena asistencia sanitaria que a un trekking en montaña o a un lugar con acceso limitado a farmacias. En este último caso, llevar un botiquín más completo es prudente y adaptativo. La clave está en calibrar la preparación al contexto.
P - ¿Cómo diferenciar primeros auxilios de medicamentos?
R - Para los primeros auxilios, debes llevar material para curas inmediatas como gasas, tiritas, antiséptico, suero fisiológico… Si hablamos de medicamentos hablamos de analgésicos, antihistamínicos, fármacos recetados o específicos para dolencias conocidas. Tener claros estos dos niveles ayuda a no sobrecargar la maleta con fármacos innecesarios y a priorizar lo realmente útil.
P - ¿Qué riesgos tiene no actuar con responsabilidad?
R - Si acumulas medicamentos caducados o no indicados, puede ser peligroso. Automedicarse sin control, corres el riesgo de tener interacciones y efectos adversos varios. Llevar sustancias no permitidas en ciertos países pueden causar problemas legales. Y, muy importante, incluir siempre los medicamentos que forman parte del tratamiento o tratamientos que estemos siguiendo en ese momento, aunque a veces eso ya suponga llenar media maleta. En estos casos, la prioridad es garantizar la continuidad del tratamiento, adaptando el resto del botiquín para no duplicar innecesariamente.
P - ¿Cuándo deja de ser funcional?
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R - Cuando la preparación médica se convierte en condición para disfrutar del viaje o provoca malestar si falta algún elemento. También cuando el botiquín se elabora sin criterio, acumulando productos “por si acaso” sin diferenciar urgencias reales de escenarios improbables.
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