¿Se puede reservar sitio en la playa? Los Ayuntamientos que lo prohíben y de cuánto son las multas

Hay un tramo del día en el que la primera línea de playa se convierte también en primera línea de batalla. Para muchos bañistas, las sombrillas son como aquellas grúas que aparecen en mitad de la ciudad: ya estaban ahí, se da por supuesto que han aparecido. Poca gente se cuestiona su origen. Sin embargo, ahí está la cara más beligerante, incluso ilegal, de las apacibles personas que yacen tostándose a las doce de la mañana.

Antes de que el Sol reine en lo más alto del cielo costero hay una auténtica carrera por extender la toalla y clavar la estaca en la arena, como si de una bandera se tratase. Nadie hace amigos si una pequeña parcela en una playa turística está en juego. Cuando todavía se confunden los primeros rayos de luz del día con los últimos del amanecer, y a falta de que el cuerno ponga sonido al estallido de la carga, los bañistas se acercan conscientes de su misión.

No obstante, el convencimiento en dejar una sombrilla para reservar hueco choca, en muchas ocasiones, con una falta de consciencia acerca de las normas concretas del lugar en el que veranean. Aunque madrugar para pillar sitio está normalizado, no en todos los enclaves costeros es posible. De hecho, en algunos, como el municipio valenciano de Cullera, puede suponer una multa de hasta 3.000 euros.

Mano dura en Benidorm, Murcia y Málaga

Cada lugar tiene una legislación diferente en esta materia porque las competencias de fijar dichos límites recaen directamente en el ayuntamiento que regente la playa. En el caso de Benidorm, quizá la ciudad más turística del país en época estival, asumen la línea que establece Cullera y dan un paso más allá. Mano dura. Bajo el amparo de la Ordenanza de Playas, la policía no solamente tiene la potestad de retirar aquellos objetos y artículos que considere abandonados en la arena -eliminando así la posibilidad de que alguien reserve hueco antes de tiempo-, sino que, además, puede perseguir a aquellos individuos que lo hagan.

Siempre hay una primera vez. La localidad pionera en restringir la batalla por el hueco en la playa fue el municipio malagueño de Torrox. Era el año 2014, hace casi una década, cuando decidieron poner un tope legal a una práctica hacia la que muchos hacen la vista gorda. En su texto indican que se multará con 300 euros “la reserva de espacio físico en las playas, a cualquier hora del día o de la noche, mediante la colocación en la arena de cualquier tipo de objeto o enseres (sillas, sombrillas, mesas, toldillos, etc.) sin la presencia física de una persona propietaria”.

En esa línea, se agrega que los servicios municipales, igual que en Benidorm, podrán retirar aquellos enseres que se encuentren abandonados. Si el legítimo dueño los desea recuperar deberá pagar 30 euros. Y si, por el contrario, pasadas dos semanas nadie los reclama pasarán a ser considerados residuos. En cuanto a la Región de Murcia, en zonas como San Javier también se ha aplicado dicha normativa. Otros muchos puntos de España todavía escucharán cada mañana el cuerno bélico y encontrarán a mediodía una jungla impenetrable de sombrillas entre el agua de la ducha y la del mar.