SOCIEDAD

Redescubren una especie de topo que se dio por extinta en 1936

Un equipo de conservacionistas, junto a la ayuda de una perra border collie, han reencontrado a un topo de dorado De Winton en el noroeste de Sudáfrica.

Han pasado 87 años, desde que el ser humano visualizó por última vez a un topo de dorado De Winton, una especie animal que se creía extinta desde 1936. Actualmente, ha sido redescubierto nadando en arena, cerca de la ciudad costera Port Nolloth, en el noroeste de Sudáfrica. El sorprendente “hallazgo” ha sido publicado en la revista Biodiversity and Conservation, después de una búsqueda exhaustiva de dos años realizada por conservacionistas y Jessie, una perra border collie, entrenada para olfatear topos dorados.

El animal habita en madrigueras subterráneas, y debido a las secreciones aceitosas que lubrican su pelaje puede desplazarse sin dificultad sobre las dunas de arena. Al igual que el resto de topos, el dorado De Winton se guía a través de su oído ultrasensible y es capaz de detectar las vibraciones causadas por el movimiento sobre el suelo, y huir en caso de peligro.

Su gran capacidad auditiva es la razón por la cual no ha sido avistado en casi un siglo. “La sospecha de que seguían en algún lado, entre nosotros, fue lo que impulsó a este grupo de científicos a desarrollar una técnica innovadora para dar con ellos, que no pasase por acercárseles, pues antes de cavar la arena, habrían salido huyendo”, afirman los conservacionistas.

“Extraer ADN del suelo no está exento de desafíos, pero hemos estado perfeccionando nuestras habilidades y refinando nuestras técnicas, incluso antes de este proyecto, y estábamos bastante seguros de que si el topo dorado de Winton estaba en el medio ambiente, podríamos detectarlo, tomando muestras de la arena y secuenciando su ADN”, explica Samantha Mynhardt, genetista conservacionista de Endangered Wildlife Trust (EWT) y la Universidad de Stellenbosch.

Una especie diminuta y ciega

Los topos dorados De Winton poseen una dimensión similar a la de un hámster doméstico, abarcando entre 70 y 85 mm de longitud, y carecen de ojos. Aunque su singularidad es la capacidad de ser iridiscentes. La iridiscencia es un fenómeno óptico que realiza su pelaje, esto implica que el tono de la luz reflejada varié en función del ángulo desde el que se observa. Además, esta especie se alimenta durante la noche de termitas, hormigas y otros pequeños insectos.

“Fue muy emocionante ser parte de un equipo que busca especies perdidas. La guinda del pastel es encontrar uno”, afirmó Esther Matthew, oficial superior de campo de Endangered Wildlife Trust (EWT).

Una ayuda esencial en la búsqueda

Sin embargo, este redescubrimiento no se habría logrado de no ser por la presencia y ayuda de la perra Jessie, la cual les alertó de la presencia de los topos dorados, tumbándose sobre la superficie en la que les había olido. “Cada vez que se detenía, recogían una muestra de suelo, que luego se analizaba en busca de ADN ambiental, que detecta el ADN de las células de la piel, la orina, las heces y las mucosas, que los topos liberan a medida que avanzan por las dunas”, explican los conservacionistas.

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