Ni García ni Gutiérrez: este es el apellido más antiguo de España
Gracias a nuestros apellidos podemos comprobar de dónde eran, a que se dedicaban o incluso como eran nuestros antepasados.
España y los países latinoamericanos influenciados por la cultura española son los únicos en el mundo en el que sus ciudadanos tienen oficialmente dos apellidos, aunque en realidad pueden ser muchos más si miramos hacia arriba en el árbol genealógico. En otros países anglosajones utilizan un solo apellido, el del padre, o por ejemplo en Rusia usan un curioso sistema de patronímicos para identificar al padre.
Mientras tanto, en España, como ya hemos comentado, usamos dos apellidos, el del padre y el de la madre, que incluso se pueden cambiar de orden. Desde 1871, es obligatorio inscribirse en el registro con dos apellidos, aunque desde mucho antes se usan dos o más apellidos para identificar a los españoles, aunque hasta entonces se hiciera de manera informal.
Los primeros en tener ‘apellido’ en España fueron los nobles y los monarcas que recibían esa identificación en función del territorio que gobernaran o la familia de la nobleza a la que pertenecían. A partir del siglo X, con el nacimiento de las ciudades, se hizo necesario identificar a los habitantes de estas nuevas urbes por algo más que por el nombre. Por esa razón, nacieron los apellidos, muchos de los cuales perduran hoy en día.
Para elegir estos nuevos apellidos se tenían en cuenta diferentes factores, sobre todo de índole social, para así, con tan solo saber su apellido, conocer su posición dentro de los estamentos sociales en los que se dividía la sociedad medieval. Criado, Panadero, Soldado, Herrero o Zapatero son apellidos comunes hoy en día en España y Latinoamérica y lo más probable es que entre los siglos X y XII los antepasados de quienes se apellidan así se dedicaran a alguno de esos oficios.
En la Castilla medieval también se utilizaba otro método para crear los apellidos y es uno de los más comunes de nuestro país. Añadir el sufijo -ez al final del nombre del padre para crear el apellido. Por ejemplo, los hijos de Sancho se apellidarían Sánchez o los hijos de Fernando, Fernández. Sin embargo, durante los primeros siglos en los que se utilizó este método, estos apellidos no se heredaban y solo identificaban el vínculo entre padre e hijo.
También se recurría al lugar de nacimiento o a un accidente geográfico llamativo de la zona en la que esta persona naciera. Así nacen apellidos como Zaragoza, Sevilla, Castro, Castillo, Iglesias o Valle.
Fernández, el más antiguo
De todos los apellidos registrados en España, del que se tienen registros más antiguos, es Fernández, aunque muy reñido con el apellido Rodríguez. Se tienen registros de un caballero llamado Hernán Fernández en el siglo VII, mientras que de Rodríguez se tienen registros más o menos de la misma época, pero sin concretar demasiado.
Justo a estos dos, los apellidos más antiguos de España son Castro, Lara o Íñiguez, nombres de las familias más poderosas de Castilla en la época. Sin embargo, la gran mayoría de investigadores no se ponen de acuerdo acerca de cuál es el más antiguo de España, al ser esta una tarea muy complicada, pues el apellido no se estableció oficialmente hasta el siglo XIX y hasta entonces era una manera informal de identificar a la gente.
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