SOCIEDAD

Muere el sociólogo Alain Touraine a los 97 años

El ensayista francés desarrolló el término de ‘sociedad post-industrial’ y profundizó en el de trabajo sindical. Su cara es la de una “segunda izquierda” que marcó el pensamiento del siglo XX.

El sociólogo e intelectual francés, Alain Touraine, ha muerto en la mañana de este viernes a los 97 años, según ha informado Le Monde y, posteriormente, ha corroborado la hija del pensador y exministra gala, Marisol Touraine, a la agencia AFP. Con su fallecimiento se marcha uno de los últimos nombres de una generación que marcaría el pensamiento occidental del siglo XX.

Sus ojos se abrieron por primera vez en Hermanville-sur-Mer, una pequeña comuna en Normandía. Era 1925. Ya había cumplido 14 años cuando la Segunda Guerra Mundial detuvo el mundo; y probablemente ahí se encontrase la semilla de su marcado europeísmo -en alguna ocasión vaciló con que era extremo-. El paso por las fábricas de Renault en la inmediata posguerra, en la llanura asolada en que se había convertido el Viejo Continente, terminaron de hilar las teorías que años más tarde plasmó en sendas obras.

Cara principal de ‘la segunda izquierda’

Cuando la primera generación acomodada de la historia se manifestó por las fragilidades de un sistema heredado que denunciaron los estudiantes del Mayo del 68, sus libros ya ofrecían importantes análisis de un mundo a medio caballo entre dos paradigmas. A una velocidad inédita de la historia supo responder Touraine con una lectura que iba desde los movimientos sociales hasta la crisis inevitable a la que se precipitaba la modernidad.

Entre todas las brillanteces de su trabajo, luce con especial prestigio el término de ‘sociedad post-industrial’, que ideó para referirse al estado de desarrollo de una sociedad en la que el sector servicios genera más riqueza que el sector industrial en la economía. Sus más de cincuenta ensayos, entre los que destaca L’Après-socialisme, le convirtieron en uno de los patriarcas de la sociología del trabajo en Francia. Tanto fue así que en 2010, como reconocimiento a toda una vida, recibió el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, que compartió con otro de los grandes pensadores del siglo: Zygmunt Bauman.

Lejos de representar el prototipo de pensador enrevesado y ermitaño, la labor de Touraine tuvo un fuerte matiz de compromiso social y avivó grandes temas tabú en el debate público. El trasfondo del trabajo sindical fue uno de ellos. Y enfrascado en esa compleja línea cultivó sus letras, abanderando sus ideas con la socialdemocracia y el antitotalitarismo como estandartes hasta el punto de que su cara fuera sinónimo de lo que vino a llamarse ‘la segunda izquierda’, y que tanto combatió ‘la primera’.

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