Muere Charles Feeney, fundador de los Duty Free: cumplió su última voluntad antes de morir
Donó una cantidad de 8.000 millones de dólares cuando vivía y quería morir sin dinero: “Es mucho más divertido dar mientras estás vivo que dar cuando estás muerto”.
Charles Feeney es el protagonista de una historia de dinero, humildad y altruismo. No siempre lo vemos, pero que no lo hagamos no significa que no se dé. Su fortuna alcanzaba los 8.000 millones de dólares antes de morir y uno de sus objetivos -cumplido- era donarlos. El empresario murió a sus 92 años el pasado lunes en un modesto apartamento alquilado en San Francisco, tal como informó su fundación Atlantic Philanthropies.
Feeney colaboró con causas humanitarias en distintos lugares del mundo y en 1982 creó la fundación mencionada anteriormente, que ayudaba en dichas causas y a la que transfirió sus activos comerciales. De hecho, cerró en 2020 cuando se realizó la donación de los 8.000 millones procedentes del patrimonio del empresario y de los cuales solo se quedó con dos millones cuando su mujer, Helga, se jubiló. “Es mucho más divertido dar mientras estás vivo que dar cuando estás muerto”, expuso Feeney en una biografía sobre él.
El objetivo de algunas de sus donaciones fue para distintas causas como infraestructuras en Vietnam, universidades en Irlanda y centros médicos cuyo fin era encontrar curas para el cáncer y las enfermedades del corazón. ¿Los lugares empleados? Desde Irlanda a Cuba y Sudáfrica.
Con la humildad que le caracterizaba, Charles Feeney nunca quiso que saliera a la luz que era él quien realizaba los donativos y lo hizo siempre en el anonimato argumentando que de esa manera “no tienes que explicar a la gente por qué lo estás haciendo”.
Los orígenes trabajadores de Feeney
De familia estadounidense -aunque de origen irlandés-, de clase trabajadora, ya desde pequeño apuntaba a buen empresario por su forma de desenvolverse en el mundillo, a pesar de nacer en la época de la Gran Depresión. Vendía en navidades tarjetas de navidad e incluso se alistó al Ejército de EEUU para luchar en la guerra de Corea en plena adolescencia.
Acudió a la Universidad de Cornell gracias a un programa de veteranos y era conocido como “sandwichmann” por la vente de bocadillos a sus compañeros, lo que le llevó a montar, tras la universidad, un negocio en el que vendía distintos productos a miembros del Ejército. Y la vida de Feeney comenzó a construirse poco a poco.
La creación de Duty Free
Duty Free Shoppers (DFS) nació en 1960 del proyecto del empresario junto con otro compañero de universidad. Una empresa dedicada a la venta de productos libres de impuestos en los aeropuertos que ahora se extiende a los cinco continentes en unas 850 tiendas. Sin embargo, después de varias décadas, vendió sus acciones a una multinacional francesa de lujo: LVMH. Charles Feeney, en ese momento, se dio en cuerpo y alma por ayudar y aportar.
Además, fue una de las personas que firmó en “Giving Pledge”, iniciativa en la que multimillonarios se comprometían a usar de manera filantrópica sus fortunas. Así explica Feeney su entrada al grupo: “No puedo pensar en un uso de la riqueza más gratificante y apropiado que dar mientras uno está vivo: dedicarse personalmente a esfuerzos significativos para mejorar la condición humana”.
El empresario, además de dejar su fortuna, ahora deja un legado que lejos del dinero se posiciona, sobre todo, cerca del corazón.