TERREMOTO EN MARRUECOS

Marruecos rechaza la ayuda de Francia: ¿por qué?

La clave de todo reside en el Caso Pegasus. Macron no recibió nunca las esperadas explicaciones por este caso y las relaciones franco-marroquíes continuaron empantanadas, víctimas también de otros malentendidos.

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El terremoto de magnitud 6,8 en Marruecos ya ha dejado al menos 2.122 personas muertas y otras 2.421 heridas en diferentes localidades, sobre todo en las montañas del Atlas, próximas al epicentro, que se ha situado en Ighil, a unos 60 kilómetros al suroeste de Marrakech. Es el peor registrado en las últimas décadas en este país que busca a contrarreloj a supervivientes antes de que pasen las primeras 72 horas.

No hay constancia de que Rabat haya pedido oficialmente ayuda internacional

Ante estas circunstancias, el rey Mohamed VI, acompañado por el príncipe heredero Moulay el Hassan, presidió este pasado sábado una sesión de trabajo dedicada a examinar la situación exhaustivamente de la cúpula política y militar del país para desplegar un plan de auxilio y salvamento de los afectados, la mayoría en zonas rurales.

Pero de momento, no existe constancia de que Rabat haya pedido oficialmente ayuda internacional para paliar los efectos del catastrófico terremoto. Algunos expertos, de hecho, lamentan que el gobierno marroquí está taponando la llegada de asistencia internacional.

Ayudas

Ahora bien, una fuente diplomática marroquí ha explicado a EFE que Marruecos ha aceptado por fin la participación de equipos de rescate de España, Reino Unido, Emiratos Árabes y Catar, y ha matizado que el país magrebí no tiene de momento necesidad de otros tipos de ayuda, una postura que ha sido criticada por diversos analistas.

En este contexto, la postura de Francia ha llamado la atención de multitud de usuarios en las redes sociales. Lo cierto es que el presidente Emmanuel Macron lanzó rápidamente un mensaje de solidaridad “con el pueblo marroquí”, sin respuesta pública desde Rabat.

Postura de Francia

Todo parece indicar que el gesto presidencial del francés fue insuficiente para conseguir el “deshielo” de unos vínculos bilaterales que continúan siendo víctimas del escándalo Pegasus. Y es que, en 2021, se descubrió que los teléfonos personales de Macron y varios ministros influyentes habían sido espiados por un software de fabricación israelí, los cuales podían utilizar los servicios de seguridad marroquíes.

El gobierno de Pedro Sánchez tomó la decisión “archivar” las mismas sospechas, por aparentes razones del calendario electoral. Además, las reuniones con el primer ministro español con Mohamed VI, las vacaciones marroquíes del presidente del gobierno en funciones y la decisión marroquí de aceptar la ayuda española parecen confirmar la fluidez de las relaciones que siguió al abandono español de las sospechas del Caso Pegasus.

En París, todo lo contrario. Macron no recibió nunca las esperadas explicaciones por este caso y las relaciones franco-marroquíes continuaron empantanadas, víctimas también de otros malentendidos, como las relaciones de París con Argel y de las ambigüedades de la posición francesa sobre la cuestión saharaui. Es por ello que, en la actualidad, las dudas y sombras del caso Pegasus parecen ser más profundas en la Francia de Macron que en la España de Sánchez.

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