HISTORIA

‘Lutecia’: así era la aldea gala que se convirtió en París

La capital francesa se estableció en la Île de la Cité, sobre el río Sena. Uno de los últimos gobernadores romanos fue el que hizo el cambio de nombre al actual.

ANDRE PAINEFE

Hubo un tiempo en que París no era la gran ciudad cosmopolita que es en nuestros días. Actualmente, la capital francesa da cobijo a cerca de dos millones de personas, a los que estos días se suman decenas de miles de personas más con motivo de los Juegos Olímpicos. Pero no siempre fue una imponente ciudad. Se cree que el pueblo parisino fundó la ciudad entre los años 250 y 200 antes de Cristo.

Si bien no hay muchos datos que lo corroboren, al parecer el lugar exacto de su establecimiento en la ciudad fue la Île de la Cité (Isla de la Ciudad). Allí se establecía la aldea de los parisii, antes de que los romanos tomaran la ciudad y la rebautizaran como Lutetia (Lutecia) Parisiorum.

Uno de los primeros registros de este nombre lo tenemos gracias a Julio César, quien en el año 53 a.C. lo menciona en sus “Comentarios sobre la guerra de las Galias”. De ella habla como una pequeña fortificación que estaba en una de las islas sobre el río Sena. Su nombre, Lutecia, se traduce como “lugar cerca de un pantano”.

La vida de los parisii

Gracias a los descubrimientos con el paso de los años, las investigaciones confirman que la zona que actualmente ocupa la capital parisina está habitada desde la Era del Bronce. Más tarde, cuando el imperio de Julio César inició sus conquistas, estaba habitada por los parisii, según se describe en la enciclopedia Británica.

Estos parisii, a su vez, formaban parte de un pueblo celta, según BBC. Allí, en este emplazamiento, se dedicaban tanto a la agricultura como a la ganadería. Pero fue el comercio gracias al Sena lo que les llevó a un nivel superior, tal y como se puede leer en el portal Paris Antigue, la iniciativa del Gobierno francés para difundir su patrimonio histórico.

En esa isla en la que se encontraban es la que, hoy en día, alberga la Catedral de Notre Dame y el Palacio de Justicia. Allí, los entonces habitantes construyeron una aldea fortificada, que se comunicaba con las dos orillas del río gracias a dos puentes. No obstante, no pudieron hacer frente a la ferocidad del Imperio Romano y acabaron sucumbiendo.

De Lutecia a París

Pero, como si de la aldea gala de Astérix y Obélix se tratara, no se rindieron sin ofrecer una dura batalla. El propio Julio César lo ponía de manifiesto en sus escritos. “El enemigo, al enterarse de la situación (del avance de las tropas romanas) prendió fuego a Lutecia y ordenó derribar los puentes de esa ciudad. Ellos partieron hacia el pantano y tomaron posiciones a orillas del Sena”.

Tras la destrucción de la aldea, los romanos levantaron otro asentamiento en la orilla izquierda del Sena, en lo que hoy es el Barrio Latino de París. Sin embargo, la ciudad no empezó a crecer realmente hasta el inicio del reinado del emperador Augusto, casi medio siglo después de la derrota de los parisii. En un primer momento, no fue una ciudad grande, en comparación con otras del imperio como Lyon o Tréveris.

El cambio de nombre llegó con el reinado de uno de los últimos gobernantes romanos, Juliano II. Las repetidas invasiones bárbaras provocaron que la ciudad regresara a sus orígenes, en la Île de la Cité, para protegerse de los enemigos. Este gobernante se proclamó emperador de Lutecia y la rebautizó como París, en honor a sus habitantes originales.

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