Los países del mundo que no tienen ejército
En Europa tenemos varios casos, como Andorra, Ciudad del Vaticano, Islandia, Liechtenstein y Mónaco.
En el panorama global, cada nación posee su singularidad, y entre los rasgos distintivos, el elemento militar emerge como un componente fundamental en algunos territorios, representando la capacidad de defensa. Sin embargo, existe un grupo de naciones que, debido a disposiciones constitucionales, su extensión territorial o su estilo de vida, prescinde de la presencia de fuerzas armadas.
Un ejemplo de esta peculiaridad es Costa Rica, donde la Constitución prohíbe la existencia de fuerzas armadas permanentes desde 1949. En lugar de un ejército convencional, la seguridad del país recae en la Fuerza Pública, encargada de funciones policiales. En caso de conflictos, Costa Rica dependería del apoyo de otras naciones.
Panamá sigue el mismo ejemplo. La Constitución prohíbe las fuerzas militares desde 1994, confiando su seguridad y defensa en la Fuerza Pública y el Servicio Nacional Aeronaval.
La seguridad de algunas naciones depende de diversos acuerdos
En el contexto global, hay una serie de países y territorios que, por diversas razones, no mantienen fuerzas armadas. Algunos de ellos, como Dominica, Granada, Islas Caimán, Islas Cook, Islas Feroe, Kiribati, Micronesia, Montserrat, Nauru, Niue, Palaos, Polinesia Francesa, San Martín, Santa Lucía, Samoa, San Vicente y las Granadinas, Tuvalu, Vanuatu, las Islas Marshall y las Islas Salomón, han optado por no contar con ejércitos propios. Esta decisión puede basarse en factores constitucionales, acuerdos internacionales o el tamaño de sus territorios.
En Europa, algunos países como Andorra, Ciudad del Vaticano, Groenlandia (Pese a pertenecer geográficamente a América del Norte, políticamente la isla es europea), Islandia, Liechtenstein y Mónaco también se suman a esta lista. En estos casos, la seguridad y defensa de estos territorios dependen de diversos acuerdos, fuerzas de seguridad internas o alianzas con naciones vecinas.
Este fenómeno refleja la diversidad de enfoques en materia de seguridad, desde la dependencia en acuerdos regionales hasta la ausencia de una estructura militar convencional. Cada uno de estos lugares ha desarrollado estrategias particulares para abordar las necesidades de defensa, adaptándose a sus circunstancias específicas y contribuyendo a la riqueza de la geopolítica mundial.