SOCIEDAD

La conversación viral en Wallapop por la funda de un móvil: “Hubiera obtenido recompensa de 100 euros”

El anuncio de una funda de móvil gratuita despertó la atención de un comprador que quiso obtenerla sin pagar el envío. Después explicó que todo era una broma para Tik Tok.

En el pozo de las redes sociales se diluyen una infinidad de historias. Son las antiguas anécdotas de bar, las risas en la tasca y los diálogos vacíos -de besugo- que terminaban en apretón de manos. O que pasaban a ellas. Ahora se dan a través de una pantalla, por servicio de mensajería o en una nube digital que descarga precipitaciones en forma de chascarrillo.

En esa lluvia hay algunas cabezas de tótem que se han consagrado a la recolección de los mejores momentos. Unos highlights que dotan de originalidad y peculiaridad a las vacías interacciones entre usuarios. Cuentas como ‘soycamarero’ han hecho las delicias de los internautas con situaciones insólitas y desternillantes en el mundo de la hostelería. Y a ese carro de cuentacuentos se ha unido ‘Wikiwallapop’ con la historia de un chat que jamás pudo concretarse. Un envío, un pago y una broma. Cien euros de fondo. Un “tú te lo pierdes gran amigo”.

La tacañería contra la coherencia

No puede empezar más en el grano. Directo al meollo. Un comprador contacta con un vendedor a través de Wallapop. El motivo es un anuncio: cero euros y la misma cantidad de céntimos por una funda de móvil. “Hola, ¿aún lo tienes?”, interrogó el primero sin saludar; a lo que responde el creador de la oferta con un: “Sí”. Todavía se desconoce, y así permanecerá, si fue por incredulidad o por vacilación, pero el interesado preguntó: “¿La regalas verdad?”. Y el comerciante, aún monosílabo en sus intervenciones, le devolvió un conciso: “Sí”. El entendimiento hecho chat.

Pero todo estaba por torcerse. “Me la puedes enviar a mi dirección, me pilla un poco lejos”, volvió a preguntar, abandonando el signo de interrogación. “Si puede ser”, añadió con cierta educación. Y el vendedor, viendo venir que a veces a quien ofrece una mano le cogen el brazo entero, zanjó: “Si pagas el envío, claro”; lo que despertó una rabia pesetera, de la cofradía del puño cerrado, al comprador: “A ver si vas a correo es gratis enviármela. Amiga. Amigo. Porque por aquí es caro”. Una frase tan confusa como falsa.

El comerciante hizo fácil un intento de explicar lo evidente: “Si voy a correos tendré que pagar el envío yo allí. SI me lo pagas, te la envío. Te regalo el artículo, no el envío”. Claro y conciso. Aunque no del todo para el interesado en la funda, que ya había convertido su tacañería en el eje de la conversación. Preguntó cuánto cuesta el envío, haciendo gala del condicional en el verbo, como si fuera a animar al vendedor a regalárselo. Como respuesta obtuvo que en torno al euro con cincuenta. Y se lanzó a la piscina sin saber si había agua: “Usted gran señor nos puede hacer ese favor y enviárnoslo”. Así. Sin comas, con tintes de adoración mesiánica y hablando en plural. “Hazme ese regalito”, añadió. Agradable. Más o menos.

Recula y ganarás

Poco se sabe de lo que hablaron hasta el siguiente mensaje; pero para cuando las capturas difundidas por ‘Wikiwallapop’ continúan el hilo del chat, la sensación de que la guerra está perdida ha apagado las ansias de un comprador que, ahora, pasa a interesarse por el nombre del ofertante. Tras obtenerlo, revienta los cimientos de la ridícula conversación -de besugos- que venían manteniendo: “Estamos haciendo un vídeo para subir en Tik Tok para ver la gente como es, nosotros somos tiktoker famosos. Usted si hubiera dicho que sí al envío hubiera obtenido de recompensa 100 euros”.

Estas palabras, a medio camino entre la mentira y la tontería, no movieron ni un pelo la posición del vendedor. Tiró de ironía y de claridad: “Vaya, que lástima. Si me hiciese falta el dinero no regalaría cosas. Jajaja a engañar a otro”, se despidió. Impasible. Con el orgullo intacto. Así quiso mantener también el suyo el ‘tiktoker sin funda’: “Tú te lo pierdes gran amigo”. Le faltó tocarse el sombrero. Y como era a través de una pantalla, nadie supo si se hubieran dado la mano o hubiesen pasado a ellas.

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