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La ciudad con más bienes Patrimonio de la Humanidad: ¿dónde se encuentra?  

La ciudad andaluza de Córdoba ostenta el récord mundial de este título concedido por la UNESCO, con un total de cuatro.

El mundo está lleno de maravillas. Modernas y antiguas. Desde el coliseo de Roma a las pirámides de Egipto pasando por la Estatua de la Libertad o la Plaza Roja. Todas las naciones tienen al menos un lugar del que se sienten particularmente orgullosas, ya sea por su trascendencia histórica y cultural o por su majestuosidad estética. El ser humano, en sus largas décadas pisando el planeta, ha sido capaz de las más asombrosas gestas arquitectónicas y artísticas.

Europa, por ser el “viejo continente”, es una de las regiones del mundo más poblada de estos puntos de objetiva importancia para el género humano. Lugares y paisajes que, a lo largo de los años, han dejado boquiabiertos y emocionados a sus millones de visitantes anuales. Y, dentro de esta excepcionalidad europea, las naciones mediterráneas sobresalen con aún más vigor. Italia es la nación del mundo con más sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con 58.

Pero, por muy engalanado que esté el orgulloso país de la pasta y el calcio, España no tiene absolutamente nada que envidiarle. Ocupa el cuarto lugar de la lista con 49 sitios, empatada con Francia. Y no solo eso. También cuenta con la ciudad de mundo que más puntos de Patrimonio tiene. Como no podría ser de otra forma, esta urbe que tanto ha encandilado a los señores de la UNESCO está en la olivada tierra de Andalucía. Se trata de Córdoba.

Una joya mundial

La innegable relevancia de compañeras de Comunidad más célebres como Granada con su Alhambra o Sevilla con Giralda hace que no se le preste a esta rutilante ciudad toda la atención que merecería. Pasear por las calles de Córdoba es hacer un viaje en el tiempo. Apreciar el todo su esplendor el impacto colorido de una cultura acrisolada y cimentada en el entendimiento y la convivencia entre distintos.

Muestra de ello es el casco histórico, uno de los cuatro puntos. Desde la sobriedad del castellanismo hasta la floritura islámica o la rectitud romana. Las paredes, los muros y las columnas del centro de la ciudad llevan impresos los muchísimos siglos que forjaron un sitio que es, a todas luces, diferente. Como diferente es, también, esa catedral que es en realidad una mezquita y que es, al mismo tiempo, Patrimonio de la Humanidad.

También ostentan el título los patios de la ciudad. Tan característicos con floridas macetas colgantes y sus tonos encalados. Porque huelen a baile con quejíos, a risotadas y a vino bueno. También engrosa esta honrosa lista el rostro bello y roto de la genialidad extinguida. La grandeza de otro tiempo que se materializa en Medina Azahara, hogar de reyes y gobernantes en otro tiempo. Hoy joya de la corona de una ciudad que es, a su vez, joya de este mundo que pisamos.

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