La cafetería más surrealista de Japón: “Tiene gran popularidad”

Cada vez son más las cafeterías temáticas que abren a lo largo de todo el mundo. Las hay de todo tipo, desde sagas de algunas de las películas y series más populares de la historia, como pueden ser ‘Friends’ o ‘Harry Potter’, por poner dos ejemplos conocidos. Son de este tipo las más extendidas, pero también otras dedicadas diversos deportes, como el fútbol o los relacionados con el motor.

Pero también las hay que rompen con lo tradicional, y una de las más surrealistas se encuentran en Japón. La meca de la tecnología tiene, entre sus múltiples negocios, uno que nada tiene que ver con ella. En Tokio, la capital nipona, uno se puede tomar una café o junto a los roedores vivos más grandes del mundo: las capibaras.

Ya antes de entrar al local, el cartel que encontramos en la puerta del ‘Café Capyba’ nos muestra una imagen de dos de estos ejemplares. Dentro de la carta, podemos encontrar dos snacks para alimentar también a los animales mientras degustamos nuestra bebida favorita, ya sea fría o caliente.

Eso sí, debido a la gran popularidad que ha adquirido el local, para acceder es necesario tener una reserva previa. No obstante, tampoco es algo que resulte fácil, pues el dueño del mismo decide abrirlo en función de cómo se encuentren los animales, según explica el usuario de TikTok Tromepe. El precio por media hora de acceso es de 1.250 yenes (7,69 euros al cambio actual), mientras que dar de comer a las capibaras tiene un precio de 330 yenes (unos dos euros).

Qué son las capibaras

Originarias de América del Sur, es frecuente encontrar a estos animales en las orillas de los pantanos o en los estanques de las junglas, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Su cuerpo está adaptado para la vida en el agua, pues cuentan con unos pies palmeados que les ayudan a nadar. Los ejemplares adultos pueden llegar a pesar alrededor de 50 kilos.

Su pelaje, denso y resistente al agua, les permite mantener la temperatura corporal y moverse fácilmente por ella. Cuentan con unos dientes afilados y se alimentan de hierbas y plantas acuáticas. Como ocurre con muchos roedores, sus incisivos no terminan de crecer, aunque se van desgastando a lo largo de su vida.

Su longevidad se prolonga entre los ocho y los diez años en vida silvestre, mientras que pueden llegar hasta los doce con cuidado profesional. Finalmente, una de las mayores curiosidades de estos animales es que, ocasionalmente, se comen sus propias heces, algo que se conoce como coprofagia. Lo hacen con las primeras deposiciones del día, y el hecho de digerir su comida por segunda vez les ayuda a absorber los nutrientes que no absorbieron en la primera.

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