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Grave problema en Corea del Sur: sube el número de personas que no salen de su habitación

Alrededor del 3% de la población entre 19 y 39 años vive en absoluta soledad, un acto que viene motivado por una baja autoestima y que el Gobierno está tratando de erradicar.

Pixabay

La sociedad cada vez más individualista, en la que las relaciones sociales resultan más costosas con el paso del tiempo, a la que caminamos ha encontrado su punto culminante en Corea del Sur. Allí, alrededor del 3% de la población entre 19 y 39 años vive en absoluta soledad, aislados del resto. Lo hacen movilizados por la incapacidad que han encontrado para adaptarse a la sociedad y alcanzar el éxito que marcan los estándares. Son conocidos como los “hikikomori”, un término acuñado por vez primera en el Japón de los 90.

Corea del Sur, que batalla contra una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, está tratando de ponerle remedio. Y la vía que ha encontrado, por el momento, pasa por dar una serie de ayudas económicas a los jóvenes de entre 9 y 24 años de edad que provengan de familias con bajos ingresos. Les dan unos 639.312 wones coreanos, es decir, algo más de 450 euros mensuales, para que les sirvan de sustento. El objetivo que tienen las autoridades con ellos no es otro que impulsarlos a “recuperar sus vidas diarias y reintegrarse a la sociedad”, de acuerdo al Ministerio de Igualdad de Género y Familia surcoreano.

La raíz del problema: una baja autoestima

Uno de los rasgos en común que presentan estos jóvenes ermitaños es la falta de confianza en las decisiones que han ido tomando en su día a día. Según ellos, no han cumplido con los estándares que la sociedad ha marcado para el éxito y consideran que no se han adaptado de manera correcta a la misma. Además, otros muchos han ido recibiendo críticas por su bajo rendimiento académico a lo largo de su vida de estudiante. Un problema del que se torna muy difícil hablar en un país marcado por la “cultura de la vergüenza”.

Así lo ha expresado uno de los alrededor de 340.000 jóvenes surcoreanos que sufren este problema, Yoo Seung-gyu, a la cadena británica BBC. “La ‘cultura’ de la vergüenza en Corea hace más difícil para los ermitaños hablar sobre sus problemas”, ha explicado. “Un día, simplemente llegué a la conclusión que mi vida iba mal y me empecé a asilar”. Y, durante todo ese tiempo, ni siquiera salía para ir al baño, porque no le apetecía ver a su familia.

Por otro lado, algo similar ha indicado una trabajadora de una de las organizaciones que buscan ayudar a estos jóvenes, Kim Soo Jin. Según ella, la juventud, en general, siente cierta opresión por los estándares sociales. Y, cuando ellos mismos no cumplen con sus propias expectativas, “piensan ‘fallé’, ‘ya llegué tarde’”, detalla la experta. “Este tipo de ambiente social deprime su autoestima y podría finalmente aislarlos de la sociedad”, concluye.

Otros tipos de ayuda

Sin embargo, los subsidios estatales no son la manera más óptima para ayudarlos a salir de esta situación. Así lo han explicado las personas que trabajan de los programas de reinserción de los hikikomori en Corea del Sur. Según estos, esta paga mensual puede ser un “primer paso” con el que comenzar a hacer frente al problema. Sin embargo, confía en que el dinero podría servir para otro tipo de iniciativas, como financiar programas de ayuda, organizaciones o proyectos que puedan serles de utilidad.

“El siguiente paso”, de acuerdo a la directora jefe de PIE para la Juventud, Kim Hye Won, “debería ser la preparación de programas nacionales, gratis y de alta calidad, para jóvenes aislados”. “Actualmente, hay un número muy limitado de programas y centros donde los jóvenes aislados pueden participar y tener un sentido de pertenencia”, ha apostillado, en declaraciones recogidas por la cadena británica. En cualquier caso, Hye Won asegura estar “ilusionada” por saber que las autoridades surcoreanas se preocupan por este tema.

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