Estas son las únicas ocho letras que nunca han tenido un sillón de representación en la RAE
Los miembros del Pleno de la RAE se organizan a partir de las letras del alfabeto, que se repsesentan simbólicamente con un sillón.
La Real Academia Española (RAE) es desde su fundación en 1713 el órgano más importante en materia de regulación del idioma español. Su principal objetivo es “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”, y para ello se organiza en el Pleno de la RAE, que está formado por los llamados académicos de número.
Qué son los sillones de la RAE
Los académicos de número son los miembros oficiales de la RAE. Hombres y mujeres expertos en todo aquello relacionado con la literatura, cultura y filología que se encargan de estudiar y cuidar la lengua española. Cada uno de ellos ocupa un sillón en el Pleno, y cada sillón lleva el nombre de una letra del alfabeto.
Es decir, los sillones de la Real Academia Española son los asientos asignados a los académicos de número que conforman el Pleno, y cada sillón está identificado con una letra del abecedario, ya sea mayúscula o minúscula. Estos asientos determinan plazas vitalicias, y al revisar la lista de académicos llama la atención que hay ocho letras que no tienen sillón de representación en la RAE.
Las letras sin representación
Actualmente, la RAE está compuesta por 46 académicos de número entre los cuales se encuentran el director de la Academia y los demás miembros de la Junta. En los orígenes había tan solo 24 sillones, pero con el paso de los años y la introducción de las letras minúsculas se amplió el número para que más letras tuviesen representación.
Sin embargo, aún hoy en día hay ocho letras que nunca han tenido representación en los sillones de la RAE: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. Es decir, que de asignar un académico a cada letra podría haber hasta 54 sillones.
Cómo se elige a los académicos
El estatuto y reglamento de la RAE establece que “elegirá la Academia sus individuos entre las personas que considere más dignas, en votación secreta y, como mínimo, por mayoría absoluta de votos”. En otras palabras, son elegidos mediante un largo proceso que termina con una votación secreta. El miembro que salga seleccionado, tiene dos años para aceptar el puesto.
En caso de aceptar, tomará posesión leyendo un discurso en junta pública, y desde mediados del siglo XIX dichos discursos son abiertos. De hecho, se pueden leer en la web oficial de la RAE.
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