El motivo por el que no deberías poner el aire acondicionado por debajo de 24 grados
La temperatura corporal media es de 36 grados, por lo que una temperatura muy baja hará un choque térmico que nos puede perjudicar.
Pese a las lluvias puntuales de los últimos días, el calor veraniego ya se ha instalado en España y nos acompañará durante, al menos, los próximos tres meses. Uno de los grandes aliados para combatirlo es el aire acondicionado, aunque debemos estar atentos a la temperatura a la que debemos ponerlo.
Si la estancia está muy fría, sentirás dolor de garganta e incluso de cabeza. La temperatura corporal media es de 36 grados, por lo que una temperatura muy baja hará un choque térmico que nos puede perjudicar.
La temperatura ideal en una vivienda
Los expertos afirman que una temperatura perfecta en una habitación está entre los 26 y 27 grados, por lo que sería suficiente (en teoría) para que sus ocupantes se sientan cómodos.
Aunque, por supuesto, también depende del tipo de ocupantes, cuántos sean, si la estancia puede ‘cerrarse’ para que no se pierda el fresco, si no le da el sol directamente, si hay bebés o personas vulnerables como mayores, o personas con enfermedades que no regulan bien la temperatura.
Si, además, tienes ventilador, puedes alternar el uso del aire y luego del ventilador. No sólo para evitar un gasto muy elevado, sino también para ahorrar.
Principales problemas de salud del uso del aire acondicionado
Los otorrinos y neumólogos señalan que el frío y la sequedad del ambiente pueden derivar en cuadros catarrales. Los fisioterapeutas inciden sobre las contracturas cuando el chorro de aire frío impacta directamente en los músculos, especialmente si te duermes bajo un chorro de aire, o estás trabajando muchas horas bajo un aparato de aire acondicionado.
Cuenta a El País el otorrinolaringólogo Juan Carlos Casado indica que conectar el aire acondicionado por debajo de los 24 grados es “bastante nocivo. La nariz tiene una especie de filtros, los cornetes, que calientan, humidifican y limpian el aire. Si el aire entra frío, ese aire no entra suficientemente caliente a las fosas nasales, a la laringe, a la tráquea y a los pulmones, con lo que se pueden producir infecciones en las vías respiratorias altas y bajas”, explica.
Las ronqueras, afonías, pérdidas de voz, catarros de verano, también son muy comunes cuando se ‘vive’ bajo el aire acondicionado. Incluso si duermes con la boca abierta y tienes el aire puesto, te dolerá al despertarte por la sequedad del ambiente. De hecho, los humidificadores se utilizan tanto en invierno como en verano precisamente por este motivo, para intentar ‘humedecer’ nuestras fosas nasales, y que no enfermemos. El aire seco irrita nuestras fosas nasales y la garganta.
A más calor, mayor mortalidad
Pese a todo, dormir sin aire en una estancia caliente es prácticamente imposible. ”El calor nocturno puede provocar alteración y privación del sueño debido a los procesos necesarios de termorregulación”. El cuerpo necesita para dormir profundamente reducir las pulsaciones, pero es incapaz si está ocupado intentando bajar la temperatura, explicaba explica Dominic Royé, climatólogo y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela.
Aporta un dato escalofriante, un estudio internacional estableció que la mortalidad se eleva un 16% en España a mayor intensidad del calor nocturno.
Sacar el máximo beneficio al aire acondicionado
No podemos olvidar que el aire acondicionado es uno de los electrodomésticos que más eleva la factura eléctrica durante el verano. Gana Energía recomienda priorizar el uso de ventiladores de techo o pie para generar corrientes de aire y refrescar la casa de forma más sostenible reduciendo el gasto de energía hasta en un 90 %.
En los casos en que sea necesario utilizar el aire acondicionado, se deben tener en cuenta recomendaciones como situarlo en un lugar con sombra y ventilado, regular la temperatura idónea entre los 24ºC y los 26ºC y utilizar el modo ECO.
Por último, es importante hacer un buen mantenimiento del aparato mediante la sustitución de filtros cada cambio de estación para evitar que el polvo y la suciedad obstruyan los conductos. Esto ayudará a que la calidad del aire sea óptima y el precio de la factura sea menor.