TERREMOTO EN MARRUECOS

Dónde está el ‘beso’ geológico, el lugar entre España y Marruecos con más peligro sísmico

Es el motor de los seísmos en el sur de la Península, una zona que vive con temor por la aproximación de placas tectónicas, la existencia de fallas asociadas y la configuración del terreno.

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Más de 2.300 personas han muerto y, al menos, 2.000 han resultado heridas en diferentes localidades de Marruecos, en el mayor terremoto de la historia del país, ocurrido en la noche de este viernes con epicentro a 60 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech.

En un balance provisional, el Ministerio del Interior ha señalado que la provincia con más fallecidos registrados es Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 542 fallecidos, seguida de Taroudant (321 víctimas mortales), Chichaoua (103 fallecidos), Ouarzazate (38), Marrakech (12), Azilal (11), Agadir (5), Casablanca (3), Al Youssufia (1) y en Tinguir. Ahora bien, desgraciadamente, todo hace indicar que las cifras aumentarán en las próximas horas.

Sin víctimas españolas en el terremoto por el momento

Las autoridades del país han realizado un llamamiento a los ciudadanos a mantener la calma y ya se han movilizado fuerzas de seguridad y protección civil de todas las prefecturas y provincias afectadas, así como los medios necesarios para evaluar los daños.

Aunque el Ministerio de Exteriores de España ha afirmado que, de momento, no tiene constancia de que haya víctimas españolas en el terremoto, se ha activado de manera urgente un teléfono de emergencia para afectados españoles y familiares.

El motor de los seísmos en el sur de la Península

Ante este trágico suceso, es conveniente tener en cuenta el acercamiento constante del continente africano a Europa (conocido como beso geológico), el cual es el motor de los seísmos en el sur de la Península. En este sentido, el germen de los movimientos telúricos sufridos en Granada a partir del 23 de enero y de otros terremotos que se registran en la franja meridional la aportan las múltiples fallas que se suman a las características del suelo.

Todo ello incrementa los temblores, aunque geológicamente se consideren de poca intensidad. Y, además, esta situación hace que más de 14 millones de españoles vivan en áreas de riesgo alto o muy alto. Tanto es así que el registro de terremotos a lo largo de un milenio define un mapa de peligro en torno a los bordes de las placas continentales, la costa Este y los Pirineos.

Factores a tener en cuenta

La Península Ibérica está situada en la confluencia de la Dorsal Media del Atlántico, una cordillera volcánica que divide el océano de norte a sur, la placa euroasiática y la africana. Las dos últimas se aproximan cada año entre cuatro y cinco milímetros, según Jesús Galindo Zaldívar, profesor y catedrático de la Universidad de Granada.

Pero ese beso geológico es solo el origen del estremecimiento de la Península. Según el informe de los investigadores Julián García-Mayordomo y Raúl Pérez López para el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), desde el 2 de diciembre de 2020 hasta el 27 de enero del presente año, la Red Sísmica Nacional registró más de 430 terremotos de magnitudes de entre 3 y 4,5 en el área de Atarfe, junto a la capital de Granada.

El movimiento de las placas (fragmentos relativamente rígidos) y la deformación de la litosfera producen un campo de esfuerzos tectónicos que repercuten en las fallas. Y esas fracturas de la tierra se distribuyen por la Península, especialmente desde Lisboa a Ourense, y por todo el arco mediterráneo y en la frontera con Francia.

A esta circunstancia se han sumado las características peculiares del terreno. A partir de las peculiaridades geológicas, España concentra una extensa “zona caliente”, según diversos expertos. Esta abarca desde Huelva hasta Alicante, los Pirineos y una parte de Galicia.

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