SOCIEDAD

Cada cuánto tiempo se deben cambiar las sábanas, según un estudio de Cambridge

La Universidad de Cambridge señala que un lavado semanal de las sábanas es suficiente para evitar la proliferación de microorganismos y ácaros.

La cama es un elemento esencial en la habitación de una persona; en ella pasamos una media de 8 horas al día, ya sea durmiendo o descansando. En cálculos más prolongados, podemos llegar a pasar entre 20 y 25 años de nuestra vida. Es por ello, que para poder continuar pasando tiempo en la cama, debemos cuidarla y mantenerla de la mejor manera. Para cumplir con ese mantenimiento, la Universidad de Cambridge, señala en un estudio que, con el fin de evitar la propagación de los ácaros y otras bacterias, es recomendable lavar las sábanas hasta más de una vez por semana.

El ejemplo que se utilizó en dicho estudio, mostraba que el lavado diario de la ropa de cama puede llegar a reducir la frecuencia de gastroenteritis. Además, la limpieza de las esterillas de dormir nos ayuda a evitar infecciones por vía respiratoria. Los ácaros son los organismos más comunes que proliferan por la ropa de cama y para poder evitar su propagación se recomienda lavar las sábanas con mucha frecuencia y con agua caliente, a unos 60 grados centígrados.

En conclusión, el estudio señala que lo más recomendable de cara a cuidar nuestra cama y nuestro cuerpo mientras descansa es lavar las sábanas hasta más de una vez por semana. Esto aporta muchos beneficios, ya que está estudiado y comprobado que es un hábito que consigue prevenir enfermedades.

Otras recomendaciones

Además de lavar nuestras sábanas una vez por semana, también es aconsejable evitar ensuciar la ropa de cama, ya sea con las manos sucias o colocando ropa sucia. Por tanto, debemos evitar sentarnos o apoyar cosas en la cama cuando esté deshecha, ya que toda la suciedad se pegará a las sábanas.

La humedad es otro “enemigo” de la ropa de cama; esto se debe a que microorganismos como bacterias y hongos se adhieren más fácilmente a elementos que están mojados. Por ejemplo, dormir con el pelo mojado no es recomendable, ya que los microorganismos se quedan impregnados en la superficie.

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