Barcelona obligará a reutilizar el agua de la ducha para el váter en edificios nuevos
El Ayuntamiento prepara una nueva ordenanza para combatir el bajo nivel de agua en los embalses. Puede suponer un ahorro de unos 90 euros al año.
La situación de los embalses en Barcelona, lejos unos niveles óptimos, llevó a la Generalitat a decretar una serie de medidas con el fin de evitar despilfarros innecesarios de agua que agraven este escenario de sequía extrema. Desde comienzos del mes de febrero, más de 200 municipios cuentan con restricciones en el uso del agua, lo que afecta a cerca de seis millones de personas.
Entre estas medidas, la última en incorporarse es la reducción de la presión en algunos municipios del área metropolitana de Barcelona. Una medida que tendrá efecto a partir del 11 de marzo en localidades como Begues, Cervelló, Corbera de Llobregat, Palma de Cervelló o Sant Just Desvern. Pero esta no es la última resolución tomada para combatir la sequía en la Ciudad Condal.
Tal y como ha anunciado el Ayuntamiento de Barcelona, se ha iniciado ya la tramitación de una nueva ordenanza, con el fin de aprovechar las conocidas como ‘aguas grises’ procedentes de las duchas y bañeras para su uso en las cisternas del váter. Una medida que, una vez sea aprobada, afectará únicamente a los edificios de nueva construcción y a aquellos que lleven a cabo grandes rehabilitaciones.
Qué son las aguas grises
A través de un comunicado, el consistorio catalán ha explicado que el objetivo es aprobar dicha normativa a finales del presente año. De acuerdo con el Ayuntamiento, este reaprovechamiento de las aguas grises ayudará a reducir el consumo de agua potable en los domicilios. Según estiman, un hogar de cuatro personas gasta unos 200 metros de aguas grises al día.
Estas aguas grises, según la Asociación Española de Empresas del Sector del Agua, son aquellas “aguas residuales que proceden de duchas, bañeras y lavamanos, y que presentan un bajo contenido en materia fecal”. También lo son las que proceden de cocinas y lavadoras, si bien no se reciclan debido a su elevada contaminación. Las aguas grises están compuestas por materia orgánica, inorgánica y microorganismos, y se diferencian de las negras porque no contienen bacterias fecales.
Su nombre se debe a que se encuentran en el punto medio entre las aguas residuales y el agua potable, además de por su aspecto turbio. Desde el Ayuntamiento barcelonés aseguran que la inversión en un sistema de recogida y tratamiento es “mínima”, permitiendo además un ahorro directo de unos 90 euros al año por vivienda (cerca de un 30%). Por último, consideran que el aprovechamiento de estas aguas es “rentable” en edificios de más de 16 viviendas o que tengan un consumo mínimo de agua anual de 500 metros cúbicos.