SOCIEDAD

Así funciona el nuevo radar de la DGT que multa en ambos sentidos

Estos equipos se instalarán entre Ontón y Castro Urdiales en agosto, y estarán en periodo de pruebas durante al menos seis meses.

El nuevo radar de la Dirección General de Tráfico (DGT) se comenzó a instalar en la Autovía del Cantábrico (A-8) desde el pasado mes de abril, cuando comenzaron las obras para la puesta en funcionamiento de este radar de tramo. Se trata de una de las autopistas más conocidas en España, con casi 500 kilómetros, une País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia.

Esta carretera es una de las más transitadas en verano en España. Un repunte en la siniestralidad en un 10 % durante el pasado año ha llevado a las autoridades a instalarlo. Las abundantes lluvias que se registran en la zona hacen que en esta distancia haya especialmente salidas de carretera y pérdidas del control del vehículo, por la humedad del asfalto. De hecho, la DGT ha empleado asfaltos especiales drenantes en algunos tramos de la carretera.

También habrá una modificación de la velocidad

Además de este radar, se ha modificado el límite de velocidad en seis kilómetros, pasando del límite de 80 kilómetros/hora anteriores a los 100 kilómetros/hora. Estos, que miden la velocidad en ambos sentidos, lo harán entre las localidades de Ontón y Castro Urdiales, en Cantabria. Por este recorrido circulan al día más de 70.000 vehículos en algunos puntos y el dispositivo se instalará en mitad.

Así, la A-8 pasará a tener tres radares de tramo: entre Ribadeo y Figueras, con un kilómetro de longitud, y el que está entre Mondoñedo y O Fiouco, con 5,6 kilómetros de largo. Estos equipos entrarán en funcionamiento en agosto, aunque será en fase de pruebas durante seis meses. Esto supone que las personas que hayan cometido una infracción recibirán un comunicado, pero no serán multados.

Los radares de tramo registran la matrícula a la entrada y la salida

Los radares de tramo como el que ha sido instalado en esta autopista, están operativos en España desde el año 2010 y básicamente, obliga a los conductores a controlar la velocidad durante un tramo, en lugar de los más convencionales que lo hacen durante un punto concreto, los cuales están señalizados previamente.

El funcionamiento se basa en un sistema de cámaras que graban de forma continua, identificando la matrícula de cada vehículo a la entrada y la salida del tramo. Un ordenador relaciona dos matrículas iguales, comprueba los tiempos entre ambas imágenes tomadas y calcula la velocidad media del vehículo. Si la velocidad media está por encima del límite establecido, se produce una infracción con la consecuente denuncia.

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