Adiós a la freidora de aire: el electrodoméstico que ha cogido el relevo
El auge de las populares freidoras que cocinan sin apenas aceite se ha visto frenado, mientras que el horno eléctrico sigue presente en los hogares.
Llegaron como un terremoto a nuestras vidas, sin esperarlo, y su crecimiento y presencia en los hogares españoles fue exponencial. Todo el mundo hablaba de las maravillas de las freidoras de aire, con las que poder hacer nuestros platos favoritos sin que estén bañados en aceite, como ocurría con las típicas freidoras de toda la vida.
Raro era el que no había probado aún las bondades de este nuevo electrodoméstico, que parecía llamado a ‘jubilar’ anticipadamente a un clásico de toda cocina que se precie: el horno. Concretamente, los hornos eléctricos cuentan con cada vez más adeptos a sus características.
El problema en ellos, no obstante, es que suelen ser de los electrodomésticos que mayor gasto de energía generan. “El horno es un gran consumidor al generar calor a altas temperaturas en un periodo muy breve de tiempo”, explican desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). No obstante, al no ser un aparato que se use con mucha frecuencia, su consumo total a final de año no está entre los mayores.
Por ello, es conveniente apostar con uno que disponga de una mejor eficiencia energética de entre las diferentes clases que podemos encontrar en el mercado (de la categoría A, la de menor consumo, a la G, de mayor). “Un horno de clase G consumirá más del doble de energía que uno de clase A”, detallan desde el IDAE.
En cualquier caso, el consumo de un horno eléctrico dependerá del tamaño y de la etiqueta energética. De media, un horno de medio tamaño y clase A, con una carga normal, gastará menos de 0,80 kilovatios/hora. Una cifra que se dispara hasta los 1,80 kWh en uno de igual tamaño, pero de clase G, la de menor eficiencia.
Diferentes tipos de modelos de hornos
Tal y como recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), podemos entrar varios modelos de hornos eléctricos. En primer lugar, los convencionales, que cuentan con resistencias tanto arriba como abajo, que calientan el aire. “Son económicos, pero solo se recomiendan si no lo utilizan mucho”, advierten desde la OCU. La gran desventaja, apuntan, es que no permiten gratinar.
El multifunción, además de lo anterior, cuenta con grill y ventilador, que mueve el aire por convección. Se recomienda para los casos en los que se suela hornear alimentos de grandes dimensiones, y cuentan con la ventaja de que sus programas facilitan la elaboración de recetas.
Finalmente, los hornos a vapor, que cuentan con depósito de agua que produce vapor durante el cocinado. El inconveniente es el que resultan algo más caros, como aquellos que incorporan la función microondas, que también suelen tener precios más elevados.
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