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Qué son los gastos hormigas que todos los meses tenemos y cómo evitarlos

Las compras espontáneas del día a día pueden parecer insignificantes, pero a final de mes se acumulan y suponen un gran desembolso.

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Cuando los precios suben, las familias comienzan a analizar más y mejor en qué se gastan el dinero e intentan gestionarlo lo mejor posible. El Índice de Precios al Consumo (IPC), el indicador que mide el encarecimiento de la vida, registró una variación anual del 8,5%, por lo que las pensiones también se incrementarán ese porcentaje.

En todo caso, es un buen momento para controlar un poco los gastos y saber gestionar mejor los ingresos. Uno de los asuntos más importantes para ahorrar dinero son los gastos hormiga, es decir, esas pequeñas compras del día a día que, a pesar de suponer poco dinero, acaba sumando una gran cantidad de gasto a final de mes.

En definitiva, son pagos que se pueden evitar, pero que casi siempre terminamos asumiendo, a veces por pura inercia y en otras ocasiones por capricho. Parecen insignificantes porque en el día a día no tienen gran peso, pero suponen un gran enemigo en el ahorro mensual de cualquiera.

Por ejemplo, un gasto hormiga puede ser comer en un restaurante, ir a tomar algo, pedir comida a domicilio o comprar dulces cualquier día. Normalmente, la persona justifica la compra pensando que no es para tanto, que por hacer un pequeño gasto no vamos a arruinarnos, pero la realidad es que, en conjunto, puede ser muy dañino para nuestro bolsillo.

Otros gastos hormiga: comprar algo en Amazon o Aliexpress que nunca usaremoso suscribirse a plataformas de streaming que luego no consumimos. “Son gastos que en el día a día no te das cuenta pero que al final acaban sumando bastante y teniendo un impacto significativo en el presupuesto de una persona. Si por ejemplo te tomas dos cafés al día a 1,5 euros son 90 euros al mes, que por doce meses son más de 1.000 euros al año simplemente en cafés”, asegura a 20 Minutos Richard Gracia Anso, experto en ahorro y finanzas.

Métodos para ahorrar

De esta forma, podemos hacer un seguimiento en profundidad de nuestros gastos para saber qué es necesario y qué no. También podemos establecer un presupuesto mensual o semanal que no hay que sobrepasar, y planificar las compras para no realizar gastos espontáneos innecesarios.

También es una buena opción buscar alternativas más baratas a las que solemos acudir. Por ejemplo, en lugar de comprar una botella de agua en la máquina del trabajo, podemos adquirirla en el supermercado o llevar nuestra propia botella con agua del grifo desde casa. Por último, es muy importante controlar los impulsos.

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