CORONAVIRUS

¿Qué está pasando en China y cuál es el origen de las protestas en el país asiático?

El gobierno de China se había comprometido a relajar las restricciones de manera gradual, lo que dio esperanzas sobre una mejora de la economía, pero ahora esa promesa se ha desvanecido ante el incremento de las infecciones.

BloombergGetty

Una ola de protestas ha recorrido China durante el fin de semana frente a los controles del coronavirus que se están volviendo a imponer en el país ante el incesante aumento de contagios que se viene detectando en las últimas horas. Ante esto, las autoridades chinas respondieron en el día de hoy con un amplio despliegue de seguridad en los puntos más conflictivos y una mayor censura.

La política de COVID cero parece haber cansado a los ciudadanos. De hecho, según vídeos y testimonios que circulan en redes sociales se exhibe cómo decenas de personas han arrancado las vallas con las que las autoridades cierran las urbanizaciones confinadas en el complejo residencial de Tiantongyuan, en el norte de Pekín. Otras, sin embargo, muestran a personas cantando y gritando mensajes como “no más confinamientos” en el río Liangma.

Aumento de controles

Es más, los disturbios que se han producido en varias de las principales ciudades del país llegan poco tiempo después de que los controles del coronavirus hayan aumentado, cuando la población china y el resto del mundo esperaba todo lo contrario. Y es que el gobierno de China se había comprometido a relajar las restricciones de manera gradual, lo que dio esperanzas sobre una mejora de la economía, pero ahora esa promesa se ha desvanecido ante el incremento de las infecciones.

Según los datos de la Comisión Nacional de Sanidad, China rompió por cuarto día consecutivo su récord de infecciones de coronavirus al detectar este pasado sábado casi 40.000 nuevos contagios, aunque más de un 90% son considerados como asintomáticos y no engrosan los balances oficiales de casos confirmados.

Datos en China

Una de las ciudades más castigadas continúa siendo Pekín. Sus autoridades han identificado 4.307 contagios, un marcado repunte del 66% con respecto a los 2.595 del día interior. En la capital china se ha establecido un semiconfinamiento desde el fin de semana pasado que obliga al cierre de colegios, oficinas y todo tipo de locales comerciales.

En la actualidad, las cifras de la institución muestran que cerca de 1,8 millones de personas permanecen actualmente bajo cuarentena, debido a que la directriz pasa por trasladar a centros hospitalarios o de aislamiento a los infectados (incluyendo a los asintomáticos) y también, aunque de manera separada, a las personas a las que han tenido contacto con ellos.

Desarrollo de las protestas

Las protestas comenzaron a partir de una vigilia con velas y flores organizada en memoria de las víctimas del incendio de Urumqi, la capital de la provincia de Xinjiang, después de la cual la gente comenzó a marchar de forma pacífica por las calles aledañas y a gritar “¡bajad!” a los vecinos asomados a las ventanas de los edificios.

Algunos portaban pancartas en blanco, símbolo de rechazo a la censura que opera sin descanso tratando de borrar todo rastro digital de las críticas. De hecho, un periodista de la cadena británica ‘BBC’ fue detenido en el día de ayer en Shanghái tras ser “golpeado y pateado” por agentes de la policía china mientras grababa la ola de protestas.

La policía china responde: bloquea las calles y registra teléfonos móviles

Para frenar las protestas y rebajar la tensión en el país, las autoridades han comenzado a desplegarse por los principales puntos que acogen a las manifestaciones. En Shángai han bloqueado con barreras el acceso a ciertas calles para evitar nuevas manifestaciones, mientras que el barrio universitario de Pekín, en el que estaba programada una nueva protesta, ha amanecido desierto de manifestaciones pero poblado de agentes, que vigilaban las esquinas y las salidas del metro, según El País.

Es más, algunos jóvenes que participaron en las protestas del domingo han recibido llamadas con amenazas de detención de las autoridades. “Me acaba de llamar la policía”, cuenta uno de ellos al medio citado. “Me han amenazado. Me han hecho preguntas, he rechazado contestar. Probablemente vengan a por mí tarde o temprano. Han dicho que lo harán”. Según este joven, muchos de sus amigos que estuvieron en la protesta también han recibido la llamada.

Otra de las medidas que ha tomado la policía es la de revisar los teléfonos móviles de las personas que paseaban por las calles donde se concentraron las manifestaciones. Las autoridades revisan si los viandantes usan redes VPN (que permiten sortear el bloqueo de internet chino) o aplicaciones de mensajería como Telegram, que sirvió para organizar las manifestaciones.

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