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¿Por qué está prohibido hacer fotos en los museos y cómo puede afectar el flash a una obra?

Los museos son cada vez más abiertos a que se hagan fotografías de los cuadros, pero el ‘flash’ sigue siendo un elemento de lo más polémico.

Eduardo ParraEuropa Press

Los museos son ubicaciones muy visitadas, y, a la vez, muy delicadas. El valor de los cuadros que estos poseen es muy elevado, por lo que los cuidados que se requieren van en consonancia. Cada vez que se visita estos lugares, se puede apreciar una alta presencia de miembros de seguridad, encargados de que nadie pueda cometer ninguna imprudencia que pueda poner en peligro las obras pictóricas.

Uno de los detalles que siempre se cuida, y que está muy limitado es el uso de móviles o cámaras. Esto es, elementos que puedan hacer fotografías. Cada museo tiene sus normas, pero habitualmente nos podemos encontrar en que no se pueden hacer o, que, si se realizan, se tienen que hacer sin lo que se conoce como ‘flash’.

Los pigmentos, elementos muy sensibles

Para responder a esta cuestión, hay que hablar de un elemento vital del que se componen los cuadros. Es el caso de los pigmentos. Estos conceptos son fotosensibles y se pueden ver afectados por el xenón que poseen las cámaras de los teléfonos móviles. En dicha situación, si se realizaran muchas fotos con esta herramienta a un cuadro, es como si se colocara durante varias jornadas consecutivas al sol.

De hecho, los pigmentos están formados por una serie de compuestos químicos que son capaces de absorber la radiación lumínica. Estos elementos son, en su mayoría, orgánicos. Por esto, se podrían producir una serie de reacciones fotoquímicas, según desvela Muy Interesante, que pueden llegar a afectar las ‘condiciones originales’ en las que se encuentra el cuadro que se está fotografiando.

Por ejemplo, hay que destacar que, en algunos museos que se utilizaron lámparas que emitían radiaciones ultravioleta, se observaron daños. Estos llegaron a ser irreversibles en las obras de arte que estuvieron expuestas a este tipo de elementos, que fueron eliminados para evitar la desaparición de los cuadros afectados.

Expertos cuestionan el deterioro de los pigmentos

Sin embargo, hay expertos que cuestionan esta afirmación, según afirma Titanio Estudio. Especialmente, porque consideran que no se tiene “en cuenta las condiciones habituales de exposición a las que se puede ver sometido un cuadro”. Además, comentan que los móviles se encuentran en pleno proceso de abandono del xenón, material que puede llegar a perjudicar el estado de las obras de arte.

El Museo del Prado prohíbe las fotografías

En Madrid, se encuentra uno de los pocos museos que todavía no permite hacer fotografías a los cuadros. Al contrario que espacios como el Louvre, en París, o el Hermitage de San Petersburgo, el Museo del Prado impide hoy en día poder sacar una imagen de los elementos pictóricos que poblan esta localización, uno de los iconos de la capital de España.

En el año 2002, el antiguo director de la pinacoteca, Miguel Zugaza, tomó la decisión de prohibir las fotos. En 2019, su sucesor, Miguel Falomir, expresó en la Cadena SER los motivos por los que ha mantenido esta medida.

“Pararse frente a un cuadro, posar y esperar a que se tome la foto entorpece enormemente. Se generan colas y tumultos, sobre todo en las salas donde se encuentran los cuadros más famosos”, alegaba por aquel momento el actual director del Museo del Prado.

La normativa del Museo del Prado

El edificio madrileño cuenta, en su normativa, con algunas medidas contundentes que evitan que los visitantes se comporten de forma incorrecta.

  • “En el interior del Museo, no está permitido:
  • Tocar las obras de arte.
  • Sentarse en el suelo u obstaculizar las zonas de paso. En el caso de los niños, visitas educativas o talleres infantiles si podrán sentarse en el suelo, siempre y cuando no se obstaculice.
  • Fumar en cualquiera de los espacios del Museo.
  • Comer o beber, excepto en el Café Prado.
  • Realizar fotografías ni filmaciones excepto en el Vestíbulo de Jerónimos, Sala de las Musas y Claustro de los Jerónimos.
  • Andar descalzo.
  • Correr por las salas.
  • El uso de punteros laser.
  • Dejar a los niños sin control de un adulto.
  • Realizar encuestas en los accesos o en el interior del Museo, así como cualquier actividad comercial, publicitaria o propagandística sin autorización de la Dirección”.

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