Tensión entre Japón y Rusia por las islas Kuriles

Las islas Kuriles, una cadena de islas que se extiende desde la isla japonesa de Hokkaido hasta el extremo sur de la península rusa de Kamchatka. Este territorio, conocido en Rusia como las Kuriles del Sur y en Japón como los territorios del norte, lleva siendo objeto de una disputa territorial entre ambos países desde hace más de 80 años.

Este conflicto vuelve a ser noticia en el día de hoy. Y es que el país nipon ha desplegado cazas de sus Fuerzas de Autodefensa como respuesta a las maniobras llevadas a cabo por dos aeronaves rusas, las cuales se aproximaron a este territorio tan disputado. El incidente tuvo lugar el pasado jueves, cuando dos patrulleros marítimos Tupolev Tu-142 realizaron un recorrido entre las costas de la isla de Oki, en Shimane (sudoeste) y el estrecho de Tsushima, en el mar de China Oriental, y posteriormente cruzaron entre las islas de Okinawa y Miyakojima.

Los aviones rusos posteriormente sobrevolaron el Pacífico en dirección norte y se aproximaron a las islas Kuriles, al norte de Hokkaido y cuya soberanía reclaman tanto Tokio como Moscú, pero sin penetrar en ningún momento en el espacio aéreo delimitado de Japón, según confirmó a EFE un portavoz del ministerio nipón de Defensa.

El incidente tuvo lugar en el contexto de las maniobras ‘Okean-2024′ que iniciaron esta semana Rusia y China, unos ejercicios navales considerados los mayores de este tipo desde la caída de la Unión Soviética. Tokio afirmó el pasado miércoles que vigilaría de cerca estos ejercicios, que considera como un ejemplo más del fortalecimiento de la cooperación militar entre ambas naciones a raíz de la invasión rusa de Ucrania, un conflicto que también ha desembocado de un deterioro de las relaciones entre Japón y Rusia.

Recorrido histórico del conflicto

El conflicto entre Rusia y Japón por las islas Kuriles se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética tomó el control de las islas al norte de Japón en los últimos días del conflicto. Estas islas, conocidas como las Kuriles del Sur en Rusia y Territorios del Norte en Japón, son un grupo de cuatro islas: Iturup, Kunashir, Shikotan y las Habomai. Antes de la guerra, las islas habían sido parte de Japón, pero tras la rendición japonesa en 1945, las tropas soviéticas las ocuparon, consolidando el control de la URSS sobre ellas.

Desde entonces, la disputa por las Kuriles ha sido una fuente de tensión entre ambos países, ya que Japón nunca ha reconocido oficialmente la soberanía rusa sobre estas islas. Aunque Japón y Rusia firmaron un armisticio para poner fin a las hostilidades de la guerra, nunca han firmado un tratado de paz formal debido a este conflicto territorial. Japón insiste en que las islas son parte de su territorio histórico, mientras que Rusia considera que su soberanía es legítima como resultado de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

Durante la Guerra Fría, la disputa quedó relativamente congelada, con pocas negociaciones entre la URSS y Japón. Sin embargo, tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, surgieron nuevas oportunidades para el diálogo. A lo largo de los años, ha habido intentos intermitentes de resolver el conflicto, con algunos líderes rusos insinuando la posibilidad de devolver algunas de las islas. Sin embargo, las conversaciones siempre han fracasado debido a desacuerdos sobre las condiciones exactas.

Una disputa recrudecida en la actualidad

En los últimos años, el conflicto ha cobrado nueva relevancia, especialmente bajo el liderazgo de Vladimir Putin. A pesar de las continuas negociaciones, Rusia ha fortalecido su presencia militar en las islas y ha invertido en infraestructura, lo que ha irritado a Japón. Mientras tanto, Japón, bajo diferentes gobiernos, ha intentado acercarse a Rusia, buscando algún tipo de solución diplomática, pero siempre bajo la premisa de recuperar las islas.

Este conflicto territorial tiene profundas implicaciones geopolíticas. Para Japón, la recuperación de las islas es una cuestión de orgullo nacional y justicia histórica, mientras que para Rusia, ceder cualquier territorio es visto como una traición a los sacrificios hechos durante la Segunda Guerra Mundial. Además, las islas tienen importancia estratégica, ya que controlan rutas marítimas clave y están rodeadas de ricos recursos pesqueros y energéticos, lo que aumenta aún más su valor para ambos países.

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