“Pánico y locura” en una evacuación de Rusia
Las autoridades de la región de Zaporiyia han pedido a miles de civiles que abandonen la zona ante la inminente contraofensiva ucraniana.
Ucrania sigue ultimando los preparativos para la esperada contraofensiva. Ya en posesión de buena parte de los cargamentos armamentísticos y ayudas económicas prometidos por occidente, Kiev se siente en una posición lo suficientemente sólida como para emprender una nueva fase en los enfrentamientos. Esto coincide con algunas voces críticas en el seno del bando ruso que, desde hace semanas, piden replegarse y abrazar estrategias más defensivas.
Por lo tanto, el escenario más probable el futuro inmediato será una Ucrania tratando de revertir la ocupación de sus territorios orientales y una Rusia atrincherada para resistir el empuje enemigo. Los preparativos de Moscú para neutralizar los planes de Kiev se extienden por una vasta extensión que incluye áreas especialmente sensibles como Zaporiyia, con una central nuclear que es, según algunos analistas, una catástrofe humanitaria en ciernes.
El problema es que es un complejo de gran valor estratégico por su capacidad para crear energía y abastecer a las poblaciones de alrededor. Pero esto está causando que los combates alrededor de los reactores sean especialmente cruentos y encarnizados, con los ejércitos incluso bombardeando puntos peligrosamente cercanos y aumentando día a día la previsión de una explosión en alguno de los reactores.
Una potencial catástrofe
Por eso, las autoridades rusas han optado por la cautela y han ordenado la evacuación de hasta 18 asentamientos civiles colindantes o cercanos a la central. Ucrania asegura haber observado largos convoyes de vehículos en un lento éxodo marcado por atascos que se han prolongado durante horas. Según el alcalde en el exilio de Melitopol, los ruso estarían usando esta operación para retirar a parte de sus tropas de forma encubierta, aunque esta afirmación ha sido puesta en duda por medios internacionales como la BBC.
Los organismos internacionales ya llevan meses avisando y protestando enérgicamente contra la militarización de la planta nuclear. Un bombardeo en un punto vulnerable, aunque fuera por error, podría ser fatal y desencadenar una destrucción fatal para la región, llevándose por delante la vida de civiles e infraestructuras y añadiendo un nuevo episodio de destrucción a uno de los conflictos más cruentos de los que va de siglo.
A pesar de que buena parte del personal que trabajaba en la central originalmente ha acabado abandonando la zona en algún momento de la guerra, el Kremlin asegura que sigue manteniendo suficientes trabajadores para responder a cualquier crisis de seguridad o fallo en el funcionamiento. Sin embargo, los informes de los observadores neutrales señalan con preocupación que, por ejemplo, los terrenos adyacentes al lugar están plagados de minas.