POLÍTICA

Las dos realidades de La Española: por qué los haitianos se mudan a República Dominicana

Diario AS habla con haitianos residentes en el país vecino, que huyen de la inseguridad y crimen en busca de un futuro: “Nadie quiere estar en un país ajeno”.

Ralph Tedy ErolREUTERS

Haití y República Dominicana comparten una misma isla, pero son dos mundos diferentes. En uno de los extremos del islote se puede ir a la playa, mientras que en el otro se está librando una guerra civil. La isla sobre la que ambos países tienen sus territorios (La Española) es más pequeña que Andalucía: es como si pasearas tranquilamente por las playas de Almería, pero si condujeses hasta Huelva, te rodearía una guerrilla entre bandas criminales que aterroriza al pueblo. Salvando mucho las distancias y sin entrar, todavía, en la complejidad del asunto, esa es la realidad de Haití y su vecina dominicana.

Según datos del Banco Mundial, Haití es el país más pobre de América con un PIB de 1.748 mil millones de dólares. El de República Dominicana es seis veces mayor (10.111 millones). El porcentaje de alfabetización en Haití es del 61,7%. En RD, en cambio, el 93% de las personas de 15 años o más sabe leer y escribir. La historia colonial, los desastres naturales como el terremoto de 2010 y 2021 y la corrupción ha empujado a Haití a una situación desesperanzadora de la que muchos haitianos quieren huir. “Necesitamos algo y no sé qué es. No entiendo mucho de política, pero tiene que ocurrir algo. No podemos irnos a otro país, no todo el mundo tiene la posibilidad de irse”, explica a este diario Claudia, una haitiana que trabaja como recepcionista en un resort de Punta Cana.

Las bandas criminales controlan casi la totalidad de Puerto Príncipe, la capital de Haití. En marzo, unos 3.000 pandilleros se fugaron de las principales cárceles del país, con el objetivo final de derrocar el Gobierno y cambiar el sistema del país. El líder de estas bandas, Jimmy Chérizier, conocido como Barbecue, dijo ante los medios que si el primer ministro no dimitía, en Haití se produciría un “genocidio”. Ahora, en cada barrio, en cada esquina, hay hombres armados con los que un civil se cruza a diario.

“La capital es una prisión, está rodeada por las pandillas. Y nosotros estamos dentro. No podemos ir al colegio, no podemos dormir ocho horas como se hace normalmente, igual dos o tres, lo que tarda en escucharse un tiroteo. Mi familia vive cerca del aeropuerto. El otro día, mi madre me llamó al escuchar disparos, estaba llorando y escondida debajo de la cama. Mi hermana pequeña tiene 14 años y lleva años viviendo en la misma situación. Va a la escuela con cuidado, escucha tiroteos entre pandillas, hay secuestros y violaciones. Me encantaría sacar a mi familia de allí, pero no puedo”, explica Claudia.

- ¿Quieres traerlos aquí, a República Dominicana?

- “Aquí o donde sea, a donde sea”.

El choque cultural entre Haití y República Dominicana

La mayoría de los haitianos consultados quieren volver y vivir en su país, pero emigraron a RD para buscar un futuro, y allí se mantienen hasta día de hoy. Su país vecino les ofrece más seguridad, un sueldo más o menos estable —que en muchas ocasiones mandan a sus familias en Haití— y, a la larga, un futuro. “Nadie quiere estar en un país ajeno. Nadie. Uno quiere visitar otros países, pero es en su tierra donde uno se siente mejor. Lo echo de menos, claro que sí, lo que está pasando allá me duele, como haitiano. Si le pasa a otros países, también me duele, porque hay muchachos sufriendo, y madres, padres y familias enteras luchando para comer”, lamenta Wilson, un haitiano que trabaja como maletero en el resort.

Según la última Encuesta Nacional de Inmigrantes de República Dominicana (ENI-2017), hay 750.000 haitianos en RD: esto quiere decir que nueve de cada diez extranjeros son de origen haitiano, y que casi el 7% de la población total de RD procede de Haití. Tres de cada cuatro inmigrantes se mudaron a República Dominicana por razones económicas —búsqueda de empleo o de mejores condiciones de vida—. Muy pocos, el 4,3%, lo hicieron por razones educativas.

“Nadie quiere estar en un país ajeno. Nadie. Uno quiere visitar otros países, pero es en su tierra donde uno se siente mejor”

Wilson, haitiano que trabaja como maletero en República Dominicana

En palabras de la ONU, Haití es un lugar con “niveles de anarquía sin precedentes”. El primer ministro ha renunciado ante las amenazas de las bandas. Las instituciones carecen de poder, excepto la policía, que intenta frenar a los ‘gangs’. Los haitianos se marchan del país, normalmente al único estado limítrofe que tienen, República Dominicana, que controla fuertemente la migración en los pasos fronterizos. La relación entre RD y Haití ya era tensa de por sí, pero tras el estallido violento de marzo, la amistad se ha avinagrado. La inmigración, dicen algunos haitianos, hace brotar el racismo en República Dominicana. Wilson, haitiano, sale en defensa de los dominicanos:

“No todos son racistas, porque en todos los países existe esa cuestión de racismo. No se puede decir que todos los dominicanos o todos los españoles son racistas. Esto pasa en todos los países, no solo en un grupo. Quizás lo que esté ocurriendo en Haití, esa inestabilidad, provoca lo que aquí se llama ‘racismo’”.

A man drives past a burning barricade during a protest against Prime Minister Ariel Henry's government and insecurity, in Port-au-Prince, Haiti March 1, 2024. REUTERS/Ralph Tedy ErolRALPH TEDY EROLREUTERS

Luis, un dominicano que trabaja como recepcionista en el resort, está de acuerdo. “Nosotros somos una familia, no queremos pelear con nadie. Nos llevamos bien. Los haitianos vienen a buscarse un futuro, es como un dominicano que se va a Estados Unidos a buscar trabajo”.

Alejarse de Estados Unidos

La única solución parece ser la ayuda extranjera, pero la mayoría de los haitianos consultados creen que en su país ha habido demasiado intervencionismo, especialmente de Estados Unidos. Washington apoyó al expresidente Jovenel Moïse (asesinado en 2021) incluso después de que el Parlamento de Haití quedase vacío (por falta de elecciones) y Moïse decidiera gobernar por decreto. EEUU también favoreció la dictadura de los Duvalier durante los casi 30 años que duró.

“Todos nuestros líderes posteriores a 1986, los que vinieron después de Jean-Claude Duvalier, han hecho que vayamos cuesta abajo. Hablamos de democracia, pero tenemos siempre detrás a EEUU, que pone como candidato a alguien a quien pueden controlar. Siempre toman la decisión de ir en contra del beneficio del país. Lo primero que tenemos que hacer es alejarnos de EEUU. Nos pueden ayudar si quieren, pero no tienen que decidir en nuestra política”, explica Richard, un haitiano que también emigró a RD y ahora trabaja en el servicio de fotografía del resort.

“Estoy de acuerdo con lo que dice Richard. No me meto en política, pero lo ideal es que Estados Unidos se aleje, que como la potencia número uno que es está ahí y puede ayudarnos, pero han impuesto a los presidentes que han llevado al país a la situación actual. No hay una democracia en Haití”, concuerda Adrián, un haitiano de 18 años que desde bien pequeño emigró a República Dominicana junto a su familia.

“Tenemos siempre detrás a EEUU, que pone como candidato a alguien a quien pueden controlar”

Richard, un haitiano que emigró a República Dominicana

¿Qué ha llevado a Haití a esta situación?

Planteamos a los haitianos la siguiente cuestión: ¿Qué crees que ha llevado a Haití a la situación actual?

Richard, que tiene mujer e hijos y juntos viven en República Dominicana, pero tiene al resto de su familia en Haití, responde lo siguiente:

“Nuestros líderes no aman el país, solo buscan el beneficio propio. Si tienen la posibilidad de cerrar algún trato con alguien de fuera, lo hacen, solo porque les beneficia a ellos y su familia, dejando al resto en el barro. Se ha hecho durante mucho tiempo y se sigue haciendo hasta ahora. Los líderes quieren mantener el poder y por eso arman a las bandas. Si tenemos elecciones, pueden controlar varias áreas, pero después de las elecciones no les pueden quitar las armas a las pandillas. Si tienes un arma, puedes secuestrar, robar, matar y ganar más poder. Y eso es lo que pasa con las bandas, están ganando más poder y reclutan a jóvenes que no han tenido ayuda, jóvenes que no importan al Gobierno y los ponen en guetos y lugares olvidados, donde no ponen colegios y no pueden trabajar, aprender algo… No les importa. Y al final, para los jóvenes es más útil unirse a una banda”.

Wilson estudió en Haití, pero tuvo que abandonar su país y ahora es maletero en el resort:

“En Haití no se pone a la gente en el lugar que merece. Se coloca en un puesto a alguien sin saber que puede hacer su función bien. Si hay alguien que no sabe de ordenadores y lo pones a manejar un ordenador, ¿qué va a pasar? Pues que lo bloquea todo. Soy haitiano y conozco a mi gente. Alguno de ellos no quieren trabajar, quieren coger lo que sea sin hacer esfuerzo. Algunos políticos son ladrones y delincuentes, y entregan armas a las bandas y después se victimizan”.

Cómo los ‘hombres del saco’ aterrorizaron Haití

Fue François Duvalier quien comenzó a armar bandas criminales para afianzar su poder. Su milicia personal recibió el nombre de Tontons-Macoutes (traducido al español quiere decir ‘el hombre del saco’), una organización acusada de haber asesinado y hecho desaparecer a más de 150.000 personas. Su legado se mantiene hasta hoy, y ahora es Jimmy Chérizier, alias Barbecue, quien lidera los ‘gangs’. Controla casi la totalidad de Puerto Príncipe. “Tienen armas, tienen acceso a todo, es como si fueran el presidente del país”, explica Claudia. “Aunque yo viva en otro país es como si viviera en Haití, porque no dejo de pensar en ellos (su familia). Cuando mi hermana me llama, se me acelera el corazón a tope porque no sé qué me va a contar. No sé si me va a contar que ha muerto mi madre o mi padre”, indica.

PORT-AU-PRINCE, HAITI - FEBRUARY 22: Gang Leader Jimmy 'Barbecue' Cherizier with G-9 federation gang members in the Delmas 3 area on February 22, 2024 in Port-au-Prince, Haiti. There has a been fresh wave of violence in Port-au-Prince where, according to UN estimates, gangs control 80% of the city. (Photo by Giles Clarke/Getty Images)Giles ClarkeGetty Images

El control de las bandas es tan extenso que cualquier gestión se complica. Richard recuerda cómo su hermana murió por tener fiebre. “El año pasado perdí a mi hermana mayor, porque tenía fiebre y no pudimos llevarla a tiempo al hospital porque las carreteras estaban invadidas por las bandas. Cuando llegamos al hospital, ya era demasiado tarde y murió”.

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