La controvertida postura de Austria con Rusia
Viena mantiene un estatus de país neutral en el conflicto y no envía armas a Ucrania, pero sí ayuda humanitaria.
Desde que comenzó la guerra, Austria ha prometido ayuda a Ucrania por un total de 1.600 millones de euros, según el Instituto para la Economía de Kiel (IfW), pero ninguno de esos euros va destinado a armas. Austria, como miembro de la Unión Europea (UE), ha apoyado las sanciones contra Rusia, pero también ha invitado a diplomáticos rusos a participar en Viena en la reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Austria condena la invasión de Ucrania, pero insiste en mantener relaciones diplomáticas y comerciales con Moscú, porque se considera un país neutral.
Así lo dice su propia Constitución en su artículo 9: “Austria se compromete a la defensa integral de su territorio, cuya misión se cifra en preservar la independencia exterior, así como la integridad y unidad del territorio federal, en especial para el mantenimiento y salvaguardia de la neutralidad perpetua”. En otras palabras, mantener una neutralidad supone participar en misiones en zonas de conflicto, siempre bajo el amparo de la ONU o de la UE, pero Austria es reticente a hacerlo en situaciones en las que sus soldados tengan que utilizar armas. Tanto la izquierda como la derecha austríaca están de acuerdo en mantener esa neutralidad.
“Militarmente, Austria no manda armas a Ucrania. Esto es algo que está prohibido por el estatus neutral del país. No hay entregas de armas de Austria a Ucrania y tampoco hay, por ejemplo, una formación directa de tanquistas ni hay envío de tanques”, explica a Nius Heinz Gärtner, politólogo y profesor de la Universidad de Viena. Aunque sí que ha mandado material humanitario como generadores de electricidad o ambulancias, Austria no termina de dar la espalda a Rusia, una posición criticada por Occidente.
Relaciones comerciales
Antes del comienzo de la guerra, el 80% del gas natural de Austria procedía de Rusia, un porcentaje que ha conseguido reducir al 40% gracias a la compra de gas noruego. También mantienen relaciones bancarias: más de la mitad de las ganancias del Raiffeisenbank, el segundo banco más grande de Austria, venían de Rusia. El ministro de Asuntos Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg, asegura que hay que mantener puentes tendidos hacia Rusia.
Durante la Guerra Fría, Austria aprovechó su estatus de país neutral para hacer negocios con ambos bandos. Por ejemplo, se convirtió en el primer país de Europa occidental en firmar un acuerdo con la URSS para el suministro de gas natural. Meses después de cerrar el contrato, la URSS invadió Checoslovaquia.
Temiendo que la invasión llegase hasta su territorio, Austria optó por no provocar a los soviéticos manteniendo sus tropas a 30 kilómetros de la frontera con Checoslovaquia y, por razones que todavía no se conocen, los soviéticos decidieron no invadir Austria. La lección quedó aprendida: el gas siguió fluyendo y la neutralidad es buena para los negocios y la supervivencia.
“Austria no deja que se rompan los contactos con Rusia. Pese a que Rusia, por ejemplo, ya ha puesto a Austria en su lista de ‘países enemigos’, al igual que ocurre con los de la UE”, señala Gärtner. “Si sólo tuviéramos relaciones con las democracias, entonces habría que dejar de lado dos tercios de los países del mundo”, explica al medio citado. Además, aboga por las diferentes posturas que hay dentro de la UE sobre la guerra.
“Los estados bálticos y Polonia tienen una posición dura, pero tiene sentido que otros países tengan una posición más comedida, algo que no quiere decir apoyar la invasión. Lo bueno de la UE es que hay diferentes posiciones diferentes. Austria o España no tienen porqué tener la misma posición que Polonia”, explica el experto.
¿Qué ocurriría si un país ataca Austria?
A pesar de no ser miembro de la OTAN, Austria si pertenece a la Unión Europea, por lo que puede invocar el artículo 42.7 del Tratado de la Unión: “Si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán dar ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Ello se entiende sin perjuicio del carácter específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembros”.