El pueblo catalán que pasa de Esquerra a VOX

Situado en la comarca del Berguedà, Sant Jaume de Frontanyà es el segundo pueblo más pequeño de Cataluña. Allí, rodeado de un sinfín de bosques y naturaleza, el resultado electoral ha llamado la atención de sus vecinos. Especialmente en el caso de su alcalde, Manel Anselmo (PSC), quien asegura a El Periódico que “no lo esperaba en absoluto”. Con un censo electoral compuesto por apenas 23 personas, es el segundo pueblo más pequeño de Cataluña solo por detrás de Gisclareny.

De las 23 personas que estaban llamadas a las urnas votaron solo 12, siendo válidos todos menos uno de los votos. De estas, la mitad introdujo en la urna la papeleta de Vox. Una auténtica sorpresa para todos, pues en las elecciones pasadas de 2019 el partido de Santiago Abascal no obtuvo ningún voto en la localidad. De un 0% a un 54% de apoyos, por delante del PSC (dos votos), Partido Popular, ERC y Junts, todos ellos con un voto.

Todo un giro de los acontecimientos, pues en 2019 fue ERC la lista más votada en el municipio, con cinco votos, por delante de PSC (cuatro) y Junts (dos). La cifra de participación (un 52,18%), además, baja respecto a los datos de 2019, cuando el 68% del censo ejerció su derecho al voto. Con estos resultados, Sant Jaume de Frontayà se convierte en el primer municipio catalán en que la formación verde es la primera fuerza política.

El incidente para el cambio

Más allá de la caída a nivel general en Cataluña de ERC, que ha pasado de los 13 escaños de 2019 a los siete de ahora (Junts, por su parte, ha perdido uno), el alcalde de la localidad achaca a un incidente que tuvo lugar el pasado mes de junio. Un hombre de nacionalidad marroquí disparó un arma cargada con perdigones contra su hijo, Nil Anselmo, que además es concejal del Ayuntamiento.

Un suceso que tuvo su origen con la propiedad de una vivienda, y que provocó la indignación entre los vecinos del pueblo. “Ha derivado en votos a Vox sin pensar que votaban a un partido de ultraderecha”, afirma el regidor catalán. Para el alcalde, es difícil de creer que personas tan cercanas, y que sabe que no son simpatizantes del partido, hayan introducido su papeleta en las urnas. “Estoy convencido de que si no hubiéramos vivido ese episodio violento Vox no habría ganado, y quizá ni siquiera obtenido”, explica.

Porque ya antes de las elecciones, tras lo ocurrido, había escuchado hablar sobre la opción de votar al partido de Abascal. “Lo que tendremos que hacer es votar a Vox”, escuchaba. Unos comentarios a los que no dio importancia, pues lo consideraba algo que se había dicho en caliente. De haberlo sabido que iba en serio, continúa, habría intentado hablar con estas personas.