¿Cuándo es la sesión de investidura y cuándo se constituyen las Cortes Generales?

La democracia es una cosa que lleva su tiempo. Y su paciencia. De eso saben mucho los españoles, que en los últimos tiempos se han familiarizado sobradamente con escenarios antes desconocidos como el de la repetición electoral. Porque, en el paso del bipartidismo al pluripartidismo, lo que se ganó diversidad ideológica se perdió simplicidad aritmética. Los gobiernos monocolor son cada vez menos frecuentes en este país. La política moderna se construye con alianzas.

El actual ejecutivo ha sido el primero en la historia reciente que ha puesto en práctica la fórmula de la coalición. Algo que, sin embargo, es más que habitual en otros países del entorno como Alemania -donde, atención, la derecha democristiana ha llegado a gobernar de la mano con los socialdemócratas-. Pero es cierto que estos procesos son quebraderos de cabeza para los protagonistas. Hay que estar dispuesto a hacer concesiones y ceder terreno.

Todo esto ya lo previeron los arquitectos de nuestra joven democracia. Los plazos para completar estos trámites son razonablemente holgados. El ciudadano de a pie ha sido llamado a votar un 23 de julio. Pero, previsiblemente, los resultados no serán oficiales hasta el 31, que es cuando culmina la ventana para presentar posibles apelaciones o resolver incidencias acontecidas durante el proceso.

Horas de conversación

En torno al 17 de agosto quedaría constituida la nueva legislatura, tanto en el congreso como en el senado. Después, lo primero que se hace es elegir a los presidentes de las cámaras mediante una votación secreta. Supervisa el procedimiento el presidente interino, que siempre es el parlamentario de mayor edad. También se elige la composición del resto de la mesa de gobierno, que suele quedar repartido entre los partidos nacionales con más representación.

A partir del 21 de agosto comenzarían las rondas de consultas convocadas por el jefe del Estado, el monarca Felipe VI. Los líderes de las principales formaciones presentan entonces su proyecto ante el rey para que, posteriormente, este le encomienda a uno de ellos la tarea de intentar construir un nuevo ejecutivo. El candidato que haya recibido el encargo tendrá entonces unos días para tantear posibles alianzas o abstenciones de otros grupos. Lo que sigue, es el debate de investidura.

El aspirante a la presidencia comparece ante la cámara de diputados para comunicar su intención de hacerse con los mandos de la Moncloa. Puede hacer uso de la palabra sin límite de tiempo para defender sus posiciones. Después, las otras agrupaciones tienen derecho de réplica, con un máximo de 30 minutos para cada una. Para ser proclamado jefe de gobierno se debe obtener, al menos, 176 votos en la primera vuelta -mayoría absoluta-. De no conseguirse, se vuelve a votar. En esta segunda ocasión, solo hace falta tener más síes que noes -por lo tanto, aquí pueden tomar mucha importancia las abstenciones estratégicas-. De salir adelante la postulación, el nuevo presidente podría inaugurarse en el cargo en torno a la primera semana de septiembre. Pero para eso, aún, quedan muchas horas de conversaciones.