POLÍTICA

Confirmada la pena de cárcel a Sarkozy: ¿por qué no entrará en la cárcel?

El que fuera presidente francés entre 2007 y 2012 ha sido condenado por corrupción, pero la defensa ya ha confirmado que recurrirá el fallo.

BENOIT TESSIERREUTERS

Malas noticias para Nicola Sarkozy. Desde que abandonó la presidencia francesa, la mancha sobre su reputación no ha parado de agrandarse. Lo que al principio era una densa sombra de duda cristaliza, de forma cada vez más clara, en una constatación. El antiguo inquilino del Elíseo ha vuelto a ser condenado por corrupción. En realidad, este segundo fallo no es más que una ratificación de una sentencia anterior. Ambas dictaban tres años de prisión.

El caso ha atraído, por largo tiempo, extraordinaria atención en Francia. En parte, porque esta caída en desgracia tiene reminiscencias de otra, aún cercana en el tiempo. La de Jacques Chirac, que también fue condenado por corrupción a pesar de que nunca llegara a ver las rejas. Ahonda en la sensación general de paralelismo el hecho de que ambos comparten familia política, la de los Republicanos. El principal partido de centroderecha.

Pero Sarkozy parece estar en problemas más pegajosos que su antecesor, pues todavía tiene dos causas más abiertas a espera de resolución. Esta última sentencia ha sido por el conocido como caso de las escuchas. Según la justicia, ha quedado demostrado que el expresidente intercambió favores clandestinamente con un letrado de la Corte de Casación, equivalente al Tribunal Supremo.

Presentar batalla

De los tres años señalados, solo tendría que cumplir uno, y además lo haría fuera de prisión. En la sentencia se estipula que la pena puede ser satisfecha con arresto domiciliario. Se le exigiría al reo llevar una tobillera para comprobar su localización. Pero esto no significa que todo esté perdido para Sarkozy. La defensa del político ha anunciado con presteza su intención de recurrir.

Por lo tanto, aunque finalmente se llegara al escenario dibujado por la última decisión judicial, aún podrían pasar años antes que el público francés viera cómo el que fue jefe de Estado es recluido en su propio hogar. Al menos en el tiempo que dure el proceso de apelación, ninguna de las sanciones será aplicada y Sarkozy podrá mantener la libertad de movimiento.

Otra de las causas -abierta desde hace una década- que pesan sobre su figura responde a un supuesto delito de financiación ilegal. No obstante, las circunstancias del caso lo hacen aún más estrambótico, carne de crónica encendida para las plumas más mordaces de la prensa francesa. La fiscalía investiga una posible contribución irregular a su campaña presidencial de 2007 proveniente del régimen libio de Gadafi. Sarkozy, sin embargo, no parece dispuesto a caer sin presentar batalla.

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