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Perder peso: lo ideal para cenar tres veces a la semana

Lo fundamental para adelgazar, más que comer poco, es comer saludable, variado y en las proporciones justas para educar al cuerpo.

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Mucha gente piensa que para adelgazar lo mejor es, simplemente, dejar de comer. Pero matarse de hambre, aunque pueda tener vistosos efectos inmediatos sobre el cuerpo, es tan solo una forma de engañar a nuestro metabolismo, que acabará haciéndose lento y aprovechando la mínima oportunidad para recuperar el tiempo y el peso perdido, a veces incluso multiplicado, lo que se conoce como efecto rebote.

Otros creen que existen dietas milagrosas, o que se puede equilibrar el peso tomando ciertos compuestos homeopáticos que prometen milagros y en la práctica solo sirven para hacer gasto. No hay comprimido vegetal que vaya a hacer perder cantidades significativas de peso si los hábitos de ingesta son poco saludables o directamente perniciosos. Y las dietas estrictas e imaginativas que pululan por ahí, además de dejar con hambre perpetua, no suelen ser tan efectivas como predican los gurús profesionales.

El no comer no solo es el camino menos recomendable para perder peso, también es el menos duradero y el más peligroso. Por mucho que tengamos un objetivo de adelgazamiento en el horizonte, lo cual es muy legítimo, el cuerpo es una máquina que sigue necesitando combustible. Si no se reposta, simplemente deja de funcionar. Así de fácil y así de tajante es la realidad.

Comer proporcionado

Lo fundamental para perder peso bien es tener paciencia y constancia. Estas dos virtudes serán las mayores aliadas del que tenga la determinación de alcanzar los valores que se tienen en mente. A menudo se dice eso de que el cuerpo es un templo. Y, aunque en cierto modo es una trivialidad tantas veces repetida que ha dejado de significar gran cosa, sí tiene un valioso trasfondo de verdad. Es ineludible, en efecto, repostar para funcionar. Pero también lo es hacerlo con combustible de calidad.

Por eso, lo más recomendado para establecer esta rutina que lleve al éxito de la empresa fijada, es planificar bien las comidas, atendiendo no solo a cuánto se come sino a qué se come. La clave para no pasar hambre, aun reduciendo la ingesta diaria de calorías, es entender los mecanismos de saciado del cuerpo. Por eso, al menos tres veces por semana, ayudará y mucho seguir en la cena la vía de la triple entente que conducirá casi siempre al éxito: vegetales, hidratos y proteínas.

La proporción correcta será, preferible y aproximadamente, 50% de vegetal (verdura, fruta hortaliza...), 25% de hidratos (pasta, pan, patata...) y 25% de proteína (carne, pescado, legumbre...). Hay infinitas formas de combinar estos tres elementos, que deben ser los pilares fundamentales de la alimentación. Todos ellos son necesarios y deben estar presentes en cualquier dieta sana, suficiente y buena para el organismo. Porque al final, fíjese, va a ser verdad eso del templo, por muy manida que esté la coletilla.

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