Los daños oculares que podemos sufrir al mirar directamente un eclipse solar
Pese a ser uno de los acontecimientos más espectaculares que pueden presenciarse, una exposición desmesurada y sin protección pueden ser irreversibles.
Uno de los fenómenos más llamativos y que levantan la curiosidad de todo aquel que puede presenciarlos es un eclipse solar. Este acontecimiento astronómico, que representa en su mayor esplendor la fuerza y energía del Sol, no está exenta de riesgos para la población en caso de no tomar las medidas recomendadas, que son vitales a la hora de poder mirar cara a cara a la estrella más próxima de nuestro planeta. No seguir los consejos de los principales organismos como el CSIC en el caso español o la Sociedad de Astronomía estadounidense (AAS), puede resultar fatal para la vista, con problemas de todo tipo en la córnea o retina.
Para percibir un eclipse solar y evitar daños oculares que puedan comprometer la visión se apela a la responsabilidad de cada uno, ya que existen gran cantidad de herramientas con las que se puede observar sin poner en riesgo a los ojos. Junto a las gafas específicas e instrumentos ópticos con lentes especiales, también existen otro métodos igual de efectivos, es el caso del uso de un filtro soldador de protección de grado 14. Pese a usar este artilugio, que permite observar sin ningún problema al astro rey, otra condición indispensable es no mantener la vista dirigida hacia él durante más de 30 segundos.
“Mirar al Sol siempre es peligroso”
Pese a que estas premisas son fundamentales en este caso, la realidad es que, siempre que se mire al Sol, sería aconsejable tomar precauciones, ya que la energía desprendida por la estrella mayor, emite una radiación que el ojo humano no puede absorber de manera satisfactoria, provocando que esta se concentre en la retina, llegando a provocar ceguera parcial o irreversible. Como explicó Sergio Barbero, licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza y perteneciente al Instituto de Óptica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): “Mirar al Sol siempre es peligroso, pudiendo aparecer los daños al instante”.
Uno de los principales problemas que Barbero apunta es que, “al disminuir el brillo del Sol, da la sensación de que la energía que llega a la retina no es peligrosa, pero eso no es cierto”, destacando que bajo ningún concepto se debe mirar un eclipse sin protección ni tampoco con ‘soluciones caseras’, las cuales “pueden conllevar un desenlace igual o peor para nuestros ojos”. Según el especialista, la única forma segura es utilizar visores homolaogados por el estándar internacional IOS 12312-2.
“Es necesario utilizar ‘gafas de eclipse’, que no dejan pasar la luz infrarroja ni ultravioleta, y hay que huir de apaños caseros”. Estas fueron las declaraciones de Ricard Casas, del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) de Barcelona, ante el último fenómeno solar. Los expertos aseguran que, en caso de querer disfrutar de un eclipse con total garantías, a través de unos prismáticos o telescopios, la recomendación prioritaria es “colocar filtros a los objetivos”, para evitar el daño ocular.
Además, desde la comunidad científica, cada vez que tiene lugar este suceso, se pueden extraer conclusiones en base a la medición y la comparativa de datos entre unos y otros, con el fin de recabar la mayor información posible. Entre otras estadísticas, cada vez que se produce un eclipse, es una oportunidad para calcular con precisión el diámetro del Sol, ver si hay algún tipo de variación y poder establecer datos concluyentes.
¿Qué síntomas pueden indicar si se ha sufrido un daño?
Fundamentalmente, las quemaduras en la córnea, se producen por la exposición a la luz solar y se pueden manifestar de distintas formas: visión borrosa, picor de ojos, enrojecimiento o mayor sensibilidad... Además de lesión macular, que, si bien se suele ligar a la edad, no siempre es así, ya que la luz solar puede aumentar enormemente la probabilidad de adquirirla y cuyas consecuencias pueden ser la pérdida de visión central. Las primeras muestras de este problema afectan a la agudeza visual; partiendo desde la percepción de áreas sombreadas, disminución de agudeza visual central o distorsión.
El método más efectivo para saber si se sufre este tipo de lesión, sí se puede realizar desde casa con la denominada rejilla de Amsler. Se trata de una rejilla que se debe imprimir en un papel blanco y bajo condiciones habituales de visión. Esta rejilla se coloca a unos 35 cm de los ojos y, mientras se cubre con un mano uno de los ojos, el otro observa hacia la cuadrícula. En caso de ver líneas borrosas o distorsionadas o directamente, apreciar diferentes tamaños o no poder observar alguna zona de cuadrícula, será necesario acudir a un especialista para que compruebe el estado del ojo.