La moneda española que puede valer un millón de euros
Un centén segoviano de 1609 se convirtió en la moneda de oro más valiosa de la historia tras superar los 800.000 euros en una subasta en 2009.
El centén fue una moneda española de 100 escudos de oro emitida en 1609 bajo el reinado de Felipe III. También fue acuñada bajo los reinados de Felipe IV y Carlos II, tiene un peso de 359 gramos de oro. Durante el reinado de Isabel II se llamó centén a la moneda de 100 reales.
El centén segoviano de 1609 es la pieza más destacada de la numismática española. Se acuñaron tan solo siete piezas en los talleres del Real Ingenio de Segovia, durante el reinado de Felipe III (1578-1621). El edificio fue construido sobre un antiguo molino situado sobre el río Eresma, que en 1586 comenzó la acuñación de moneda.
La última vez que salió a la venta, en el año 2009, la única pieza que se conserva fue vendida en 800.000 euros, el precio base que había fijado la casa de subasta Aure & Calicó, especializados en subastas numismáticas, y cuya próxima subasta de monedas históricas será el 19 de octubre.
En la actualidad, el centén segoviano está tasado en los círculos especializado en más del doble: dos millones de euros, la cantidad que en su día la casa de subastas esperaba que se pujara por ella.
El por qué del alto valor
Se hicieron dos series del centén segoviano: una en 1609 y otra en 1633, ambas con solo siete piezas cada una. Están consideradas las monedas de oro más grandes de la historia y actualmente un ejemplar de 1609 es considerado la moneda más cara del mundo.
Una de estas monedas pertenece al Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid, con número de inventario 108085. Se trata una moneda única y que no está en circulación en el mercado.
En la subasta de 2009 en Barcelona, cuando apareció en la pantalla gigante el centén segoviano, y la directora de la mesa pronunció el precio de salida, 800.000 euros, sólo un hombre de Suiza (identificado como número 74) pujó y ofreció esa cantidad inicial. Después se hizo el silencio y el centén se adjudicó sin que hubiera cruce de pujas ni otras ofertas. La sorpresa del hombre también fue notable.