Interceptan tres aviones rusos en territorio OTAN
Las aeronaves de combate fueron identificadas por efectivos alemanes e ingleses sobrevolando las aguas del Mar Báltico
Hay lugares del mundo que destacan sobre el resto por concentrar mayores tensiones y peligros. Algunas de estas regiones llevan siglos siendo particularmente problemáticas. Otras, han tenido la mala suerte de caer presas de la coyuntura histórica. El Mar Báltico pertenece a esta segunda clase. Un gélido mar que baña las costas de dos países que, hasta hace poco, respiraban con normalidad. Su maldición fue sido la geografía.
Suecia y Finlandia están enclavadas en una zona de gran relevancia geoestratégica. A medio camino entre la Rusia de Putin y la Europa de los 27. Hasta ahora, estos países escandinavos habían hecho de la neutralidad absoluta un arte cuidadosamente cultivado. Pero entonces llegó la invasión de Ucrania y la fractura entre Occidente y Oriente se hizo insalvable. Cada peñón, cada barranco y cada colina del globo pasaron a ser motivo de encarnizada disputa.
En este clima de creciente enfrentamiento y amagos de colisión continuos, todos los países fronterizos con Rusia comenzaron a sudar frío. Las amenazas del Kremlin se suceden, alimentando un círculo vicioso que hace que, cuanto más virulentas sean las formas disuasorias de los rusos, más busquen estas naciones el abrazo atlántico de la OTAN. Aunque, claro está, unas están mejor colocadas que otras. Finlandia se sumó a la alianza en una ampliación exprés completada en tiempo récord. Suecia, no obstante, aún tiene que convencer a los reticentes turcos, que no perdonan la complicidad escandinava con la causa kurda.
Sin señal de transponedor
Moscú echa humo por las orejas. Están viendo cómo, gradualmente, todos los actores de su entorno le dan la espalda y se alinean con Washington y Bruselas. La estrategia de la disuasión ha resultado no ser tan efectiva como desearon en un principio, cuando lanzaron una “operación militar especial” que, según esperaban, apenas duraría unos meses. Casi un año después, la guerra sigue y los soldados finlandeses nutren las filas otanistas.
Por todo esto, cualquier movimiento en el área del Báltico es mirado con lupa. Cualquier paso en falso puede acabar siendo catastrófico. La falta de comunicación, en tiempos como estos, es un camino que conduce al choque indeseado. Por eso, algunos han contenido la respiración cuando, esta mañana, una patrulla aérea integrada por efectivos alemanes e ingleses ha interceptado a tres aeronaves de combate rusas que sobrevolaban este turbulento mar.
Ha sido la propia Luftwaffe alemana la que ha informado del suceso a través de su cuenta de Twitter. Los aviones rusos eran dos Sukhoi Su-27 y un Ilyushin Il-20. Viajaban sin señal de transponedor en una maniobra que, de nuevo, ha levantado las suspicacias de los socios de la OTAN, que temen un futuro nuevo intento de expansionismo por parte de Moscú.