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¿Es mejor apagar y encender la calefacción o dejarla a temperatura constante?

Los expertos aconsejan apagarla mientras no estemos en casa o cuando vayamos a dormir. Esta opción reduce de forma notable el consumo por cada grado.

Después de un comienzo de otoño más cálido de lo normal, por fin el tiempo parece ir hacia unas temperaturas más acordes con la época del año en la que nos encontramos. Los días de calor van dejando paso a la llegada de nubes e incluso la lluvia, que bajan de forma notable el termómetro. Y con ello, surgen de nuevo las dudas acerca de la calefacción: ¿es mejor dejarla encendida todo el tiempo a una temperatura templada o mejor apagarla?

Por si no fuera suficiente preocupación el hecho de tener que lidiar con unos precios prohibitivos en el mercado eléctrico, con el frío se incorpora también el de los carburantes, ya sea a través de petróleo o de gas natural. Y en relación a esto, hay una idea bastante extendida: la creencia de que tenerla encendida a una temperatura constante es mejor porque se gasta menos. Quien opina así defiende que si baja la temperatura de la casa luego se necesita más energía para recuperar el calor perdido.

Pero la realidad es bien distinta, según explican desde Ecoinventos: se gasta menos si al salir de casa, o bien por la noche, la apagamos en lugar de dejarla encendida. La razón es que para mantener una temperatura constante dentro de la casa se necesita aportar energía de forma continua, pues a través de las paredes, ventanas, puertas o techos hay pérdidas de calor que deben ser compensadas. Y la energía extra a aportar será mayor cuanto más frío haga en el exterior y en función del aislamiento de la casa.

Apagar la calefacción reduce el gasto

Una vez que la casa se va enfriando con el calor exterior, las pérdidas de calor se reducen, puesto que la diferencia de temperatura entre el interior y la calle va siendo cada vez menor. Al apagar la calefacción, como es lógico, el sistema deja de consumir la energía que emplearía para compensar las pérdidas de calor (se estima que cada grado menos supone un ahorro de entre el 7% y el 10% de energía).

Si bien es cierto que para recuperar la temperatura perdida se necesitará un consumo más intenso que en caso de dejar la encendida, el tiempo para este proceso será menor y por tanto el balance será positivo, explica el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE). El organismo aconseja “ajustar el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de las viviendas y apagarla por la noche”.

Desde el IDAE recuerdan que es posible conciliar el sueño sin tener que pasar frío, con una temperatura entre los 15 y los 17 grados. Para eso, no obstante, es necesario disponer de un buen edredón o varias mantas. El único problema de que la temperatura de nuestra casa se reduzca es que luego llevará algo de tiempo volver a elevarla. Para solucionarlo, siempre se puede apostar por un termostato con el que podemos programar el encendido antes de despertar o de llegar a casa.

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