SOCIEDAD

El pequeño museo más bonito del mundo está en España

El pintor filipino, Fernando Zóbel, decidió crear un museo privado, pequeño y al margen del régimen franquista, debido al rechazo al arte de la dictadura.

España cuenta con un gran repertorio de cultura, ya sea por su arquitectura, su literatura o la pintura. Y además, dispone de cientos de museos en los que se albergan obras de este tipo. Uno de ellos, es, concretamente, “el pequeño museo más bello del mundo”, así lo afirmó Alfred H. Barr, primer director del famoso MoMA de Nueva York, durante una visita al Museo de Arte Abstracto de Cuenca.

Actualmente, este museo se encuentra parcialmente cerrado por obras de climatización, pero permite visitas a los turistas que deseen ver obras de la abstracción española entre los años 50 y 80. En la exposición se pueden apreciar los trabajos de artistas de renombre como Antonio Saura, Gerardo Rueda, Fernando Zóbel, Gustavo Torner, Eusebio Sempere, Modest Cuixart y Elena Asins, entre muchos más.

“El museo de Arte Abstracto Español de Cuenca fue pionero en un país sin museos, un museo nacido de la iniciativa personal de un artista, Fernando Zóbel, y gestionado por artistas”, afirma Manuel Fontán del Junco, director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March y uno de los comisarios de esta exposición. “España carecía de espacios dedicados a coleccionar y exhibir ese nuevo arte”, concluye Fontán del Junco, en referencia al rechazo al arte por parte de la dictadura franquista.

Una iniciativa por amor al arte abstracto

Cuando Zóbel llegó a España después de estudiar en Estados Unidos, comenzó a coleccionar obra de artistas abstractos de su generación y a entablar ciertas amistades con muchos de ellos. El hecho de que no hubiese museos en esa época le chocaba, debido al potencial de los artistas españoles, los cuales se sentían reprimidos por parte de su nación.

Debido a ello, Zóbel se propuso a hacer un museo privado, pequeño y al margen del régimen franquista. Además, para que las autoridades franquistas no se percatasen de su existencia, lo edificaron en una ciudad menos poblada como era y es Cuenca. “Hasta que un día el pintor Gustavo Torner, al que había conocido en la Bienal de Venecia, le habló de Cuenca, su ciudad natal, y de las casas colgadas, que entonces acababan de rehabilitarse y a las que el Ayuntamiento de la ciudad aún no había decidido qué uso darles”, señala Manuel Fontán del Junco.

Finalmente, el 1 de julio de 1966, el Museo Español de Arte Abstracto de Cuenca abrió sus puertas en presencia del alcalde de Cuenca y varios artistas.

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