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El extraño correo que Steve Jobs envió un año antes de morir

El fundador de Apple se envió un mensaje a sí mismo para recordar su identidad y ensalzar a la humanidad como parte importante de sus éxitos.

KIMBERLY WHITEREUTERS

El pionero californiano envió un correo electrónico hacia un insólito destinatario: el propio Steve Jobs. Este mensaje está datado el jueves 2 de septiembre de 2010 a las 23:08, solamente un año y poco más de un mes de su muerte, el 5 de octubre de 2011.

Los allegados del que fuera CEO de Apple conservaron documentos y archivos, que publicaron el 7 de septiembre de 2022, para tratar de transmitir los valores del creador estadounidense, y tratar de preservar aspectos de su pensamiento para ser útiles en el futuro, como una especie de legado.

El magnate estadounidense tenía una personalidad peculiar. “Steve Jobs era un tipo arrogante, cascarrabias, obsesivo y extraordinariamente displicente con sus colaboradores”, desliza su biografía, escrita por Walter Isaacson, publicada días después de su muerte en 2011.

“Recordarse quién era”

Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, trató de explicar el sentido y significado del mensaje que se envió a sí mismo: “Es una reflexión sobre la dependencia, interdependencia y la interconexión. Steve trataba de recordarse quién era.”

Texto dedicado a la humanidad y a su dependencia sobre ella

El fundador de Apple necesitaba recordarse habitualmente los aspectos que le han llevado al éxito. En el correo, se puede apreciar la forma en la que Jobs magnifica la humanidad y explica su dependencia sobre ella. A continuación, el contenido exacto del correo:

“Cultivo poco de lo que como, y de lo poco que cultivo

no crié ni perfeccioné las semillas.

No confecciono mi propia ropa.

Hablo una lengua que no he inventado ni perfeccionado.

No descubrí las matemáticas que utilizo.

Estoy protegido por libertades y leyes que no he concebido, legislado, aplicado o juzgado.

Me conmueve música que no he compuesto yo mismo.

Cuando necesité atención médica, no pude

para ayudarme a sobrevivir.

Yo no inventé el transistor, el microprocesador, la programación orientada a objetos ni la mayor parte de la tecnología con la que trabajo.

Amo y admiro a mi especie, viva y muerta, y soy totalmente dependiente de ellos para mi vida y mi bienestar”.

El fundador de Apple finalizó el correo con esta frase, esclarecedora de su intención de ensalzar a la humanidad y todo aquello que la sociedad ha desarrollado. Incluso, atribuye una parte de sus éxitos a la propia humanidad, describiéndose él como un ejecutor del conocimiento que le ha otorgado la especie humana.

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