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Cómo afecta el cambio de hora a los trabajadores nocturnos: ¿Se cobra igual?¿Se trabaja menos?

Depende del contrato de cada trabajador: si permanecen en la empresa por un año o más no sufrirán ningún cambio en su nómina, pero los temporales es probable que cobren menos.

Jesús Hellín Europa Press

Este domingo, 26 de marzo, se cambia la hora. Llega el ansiado horario de verano y, por lo tanto, se adelantan todos los relojes una hora. De esta manera, a las dos de la madrugada serán las tres. Y lo mismo ocurre en Canarias, aunque una hora antes. Con esta alteración, la mayoría perderemos una hora de sueño. Ahora bien, ¿qué pasa con los trabajadores nocturnos durante esta jornada?

Dado que la noche de este domingo dura menos, los trabajadores pasarán una hora menos en sus puestos. Por lo tanto, cabe cuestionarse si esto afectará a su salario o si deberán compensar, a posteriori, ese tiempo. Pues todo depende del contrato que tenga el operario en cuestión: si es temporal o si trabaja para la compañía que sea de manera continuada.

En el caso de estos últimos, no deberán cobrar menos ni devolver este tiempo a su empresa. Al menos si tienen un contrato indefinido o temporal de un año o más, puesto que esta hora la compensan durante la noche que se realice el otro cambio de hora, en el que el reloj se adelanta. Sin embargo, los trabajadores que tengan un contrato por horas o que únicamente deban laborar esa noche, sí que cobrarán menos.

¿Por qué se cambia de hora y desde cuándo?

El cambio de hora viene motivado por un mayor ahorro de energía y porque, de esta manera, se puede disfrutar de más horas de luz. Se trata de una medida que suscita mucho debate a día de hoy en la sociedad; sin embargo, sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII.

Benjamin Franklin —entonces, embajador estadounidense en Francia— se planteó la cantidad de energía que se perdía cuando por las mañanas temprano alumbraba mucho el Sol y luego, hacia las seis de la tarde, se tenían que encender velas para poder continuar con el día a día. Entonces, el político redactó una carta para el diario parisino The Journal en el que detallaba una serie de medidas con las que comenzar a ahorrar energía. Estas son consideradas el embrión de lo que acabó por materializarse en un primer cambio de hora.

Pero este tardó en producirse. Primero, a finales del siglo XIX, el inventor y filósofo William Willett tuvo una revelación similar a la de Franklin, cuando comprobó la de horas de luz que se perdían a lo largo de las mañanas, hasta que la gente comenzaba a ponerse en marcha. Por eso, propuso una reducción de 20 minutos de cuatro domingos para hacer de manera progresiva este cambio de hora. Esta iniciativa llegó hasta los miembros del Parlamento, entre otras organizaciones. Y llegó a materializarse en un proyecto de ley que terminó por cumplirse en abril de 1916.

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