Ciencia

Si posees algunos de estos rasgos, podrías compartir la inteligencia de genios como Bill Gates o Leonardo da Vinci

Un neurocientífico afirma que el cociente intelectual no es el rasgo principal de la “superinteligencia”, sino delimitar cuándo es el momento de frenar.

Mike Segar
Actualizado a

Para muchos, la inteligencia es un criterio de superioridad humana. Alguien que tiene un cociente intelectual alto es alguien capaz de hacer cualquier cosa. La realidad, tanto metafísica como científica, es diferente. El neurocientífico británico Joseph Jebelli, especializado en salud mental, ha sido tajante con este aspecto: para ser un genio no hay que tener un número alto en el medidor.

Apoyado en estudios recientes, y tal y como reporta Computer Hoy, el científico ha realizado una investigación que ahonda en este campo en concreto. Y es que, según él, la clave para el máximo desarrollo cognitivo e intelectual del cerebro está en precisamente dejarlo descansar. Aprovechar la soledad y la relajación como motor de creatividad.

“Cuando no estás concentrado en una tarea concreta, tu cerebro no descansa, al contrario, entra en un funcionamiento llamado red predeterminada, un sistema que conecta ideas, reorganiza información y genera nuevas asociaciones”, comenta Jebelli en el medio citado.

La soledad es un arma de doble filo

La soledad voluntaria ha servido a los grandes cerebros de la historia a inventar y confeccionar elementos revolucionarios. Durante sus años en Microsoft, Bill Gates habituaba a retirarse dos veces al año a una cabaña con una pila de libros. Un tiempo al que llamó Think Week. En uno de estos estadíos, reflexionó, leyó y pensó estrategias, y se sacó de la chistera Internet Explorer. Leonardo Da Vinci también frecuentaba al pensamiento en silencio. Según varias menciones y citas históricas, solía pasar horas observando un detalle de La Última Cena antes de mojar siquiera la acuarela.

Por tanto, dejar espacio a la mente es fundamental para su correcto e incluso extraordinario funcionamiento. Pero la soledad también tiene su inconvenientes, y es necesario aplicarla con conocimiento, sobre todo, de uno o una misma. Jebelli propone pequeñas dosis, rutinas ligeras que favorezcan una reflexión más libre.

Caminar, hacer yoga, leer, practicar deporte, o cualquier actividad que permita dedicar una atención plena sin sobre estimular el cerebro. La misión no es la de aislarse al completo, sino compaginar ese tiempo de interacción personal con momentos de introspección.

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Por eso, para tener la superinteligencia de Gates o Da Vinci, no hace falta tener más de 140 puntos. Para ser un genio o una genia no es necesario matarse a trabajar. Porque para alcanzar la plenitud mental, tanto personal como intelectual, a veces es tan fácil como relajarse un poco.

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