Ramón Larramendi, explorador polar: “El deshielo antes era infinitamente menor”
El experto atiende a Diario AS para hablar del calentamiento global y una vida repleta de aventuras: “No dejamos de ser cazadores recolectores a los que nos han puesto una corbata”. El deshielo deja ver ‘montañas desconocidas’.
Si un día apareciese un alien en tu casa, ¿cómo le explicarías qué es un jamón? Habría que enseñarle a encender la calefacción y a separar la basura entre el contenedor marrón y el naranja, aunque en realidad nadie sabe cómo se hace eso. Pero para tener una experiencia extraterrestre no hay que viajar a otro planeta, porque en el nuestro hay lugares que son completamente alienígenas. Existen fríos paisajes en los que el mar, el cielo y la tierra son tan blancos que se confunden: es como si nos metiesen un folio entre los cristales de las gafas y los ojos. Y claro, en esas zonas hay gente que enseña a los alienígenas de tierras calientes a comer carne de foca y ballena. A saber qué hacer con la basura en mitad de un glaciar y a que no pregunten por la calefacción. Ramón Larramendi (Madrid, 1965) es el médium que conecta la civilización con un mundo congelado y casi vacío.
Larramendi es el mayor explorador polar de España. Lo avala su currículum: una histórica Expedición Circumpolar, el diseño de un trineo sostenible por el que desplazarse en regiones polares. Polo Norte y Polo Sur, geográfico y magnético. Fue parte del equipo del programa ‘Al Filo de lo Imposible’ y es embajador de Ruteon, la plataforma de viajes, expediciones y aventuras. En resumen, lleva casi 40 años entre Groenlandia e Islandia, por lo que coincidir con él vale para pedir un deseo. A apenas unas horas antes de coger un vuelo a Reikiavik, Larramendi atendió a Diario AS en una céntrica cafetería de Madrid para hablar sobre cómo el cambio climático está afectando a esos lugares congelados que ya son su casa, sobre su vida como explorador polar y sus futuros planes en paisajes marcianos.
En uno de tus vídeos dices que “viajar por el Ártico y la Antártida es necesario para confirmar sobre el terreno lo que está pasando”, y tú llevas casi 40 años de exploraciones polares. ¿Cómo ha cambiado el paisaje en ambos lugares?
“Evidentemente he visto muchos cambios, sobre todo en Groenlandia, donde fui por primera vez en el año 86, hace ya 37 años. Los cambios han sido continuos. Hay varios niveles en los cambios, es decir, unos son más visibles que otros a primera vista. El primero es, por ejemplo, yo crucé la capa de hielo en el año 86 con esquís de la primera expedición española, cruzando la capa de hielo con esquís y ahí el nivel de deshielo que había era infinitamente menor. Desde entonces, el deshielo se ha adelantado más de un mes. Es decir, que lo que antes ocurría un mes más tarde, ahora ocurre un mes antes. En algunos en algunos momentos el deshielo se ha adelantado hasta un mes y medio”.
En la capa de hielo de estos lugares se producen unos ríos que antes se formaban en el mes de julio, debido a las temperaturas, pero ahora se están formando a mediados de mayo, un mes y medio antes de lo normal, según explica el explorador. La banquisa, esa capa de hielo que flota en aguas polares, “se ha hecho muy fina”, y zonas que antes estaban congeladas “no están heladas en invierno”. Esos son algunos de los impactos más visibles. Hace unas semanas, Larramendi publicaba en su Instagram una fotografía de una montaña en Groenlandia “desconocida, sin nombre, sin ascender”. Le preguntamos por ello.
¿Por qué están apareciendo “montañas desconocidas”?
“Esa es otra parte de los cambios visibles. Este año he estado en una expedición en la que he estado en una zona inexplorada, a la que nadie va. Ahí hay tierra emergida por todos lados, incluso cordilleras. El cálculo es que en ese área el espesor de la capa de hielo ha podido descender unos 100 metros. Es por puro deshielo”.
Si hay nueva tierra, hay que actualizar los mapas. Los últimos que recogen la capa sur de Groenlandia datan del año 1972, es decir, que han aparecido “decenas de montañas nuevas” desde entonces. Ese es uno de los proyectos en los que trabaja el explorador, el de cartografiar esas zonas. “Es un proyecto a largo plazo. Evidentemente es una zona muy extensa que hay que registrar y recorrer”. El deshielo hace trabajar hasta a los cartógrafos.
¿Es exagerado pensar que en 2030 no habrá hielo el en Ártico, tal y como asegura un estudio publicado recientemente?
“Yo parto de la base de que nadie sabe nada, es imposible saberlo todo. Bajo mi experiencia, solo puedo decir que el proceso es lento. Por eso, me cuesta creer que para el 2030 no haya nada de hielo. Me cuesta creerlo. No tengo criterios científicos, solo por pura observación, pero hablamos de tiempos un poco geológicos. Son procesos. En todo caso, partiendo de la base de que no tengo ni idea de lo que pasará en 2030, me cuesta pensar que para ese año no haya hielo, aunque, evidentemente, la capa de hielo es cada vez más fina”.
Ramón hizo, entre 1990 y 1993, una expedición histórica en la que recorrió 14.000 km del círculo polar ártico sin medios motorizados. Con un trineo sobre el hielo y con kayaks. Con esa capa de hielo en decadencia…
¿Podrías hacer ahora la expedición Circumpolar que lograste terminar en el año 1983?
“Sería mucho más complicado, si tuvieras mucha suerte, se podría hacer. Aunque la zona se está calentando, hay períodos de mucho frío. Por ejemplo, si durante tres semanas hace mucho frío, la zona se congela. En todo caso, yo creo que que prácticamente sería imposible hacerlo de nuevo, las posibilidades de repetirlo serían mínimas por el hecho de que hay menos hielo. Yo fui por la banquisa casi todo el trayecto, en una ventana de frío mucho mayor”.
¿Qué implicaría un derretimiento del Polo Norte?
“Sería trágico para Groenlandia, sería el lugar crítico. Por otro lado, el hielo del Ártico refleja gran parte del calor del sol y lo refleja. Sin ese hielo, todo el calor del sol sería absorbido por el océano. Eso cambiaría un poco las corrientes, hay muchas teorías sobre como modificaría eso las corrientes. Pero, cuando cambias el esquema, las cosas tienden a coger un nuevo equilibrio, y ahí está la pregunta: ¿Cómo sería ese nuevo equilibrio en las corrientes?”.
A pesar de no ser científico, Larramendi quiere que sus expediciones estén relacionadas con la ciencia. “Me gusta leer, me gusta enterarme y me gusta colaborar en proyectos científicos [...] Siempre intento que tenga una pauta científica, porque uno de los problemas de la ciencia es acceder a zonas remotas. La logística es muy compleja, y ya que yo me estoy desplazando por zonas como súper remotas, súper complejas, me gusta que los investigadores pueden utilizar ese esfuerzo y recursos. Mi carrera, obviamente de explorador, que no tenía nada que ver con la ciencia, ha confluido con la ciencia, y quiero que confluya más de alguna manera, porque pienso que son cosas que se complementan”.
El Ártico “podría ser el próximo Oriente Medio”
Que las temperaturas se suavicen en el Ártico (seguirán siendo frías, pero no tanto como antes) tendrá un efecto en lo que llamamos la geopolítica polar. En otras palabras, que el Ártico se quede sin hielo abre nuevas rutas comerciales que antes eran impensables. Sería posible navegar donde antes solo había banquisa. Larramendi asegura que “gran aparte del centro de gravedad de la geopolítica se está desplazando al Ártico”, donde confluyen países como Rusia y Estados Unidos, pero también Groenlandia y Noruega.
“Primero va a ser una zona más amistosa, pero luego todo el tráfico de mercancías se va a ver alterado. Los chinos están que ni te cuento también. Y Rusia lo tiene muy presente [el Ártico]. Se calcula que cerca del 25% de los recursos naturales del mundo están en zonas polares en explotar. El Ártico podría ser el próximo Oriente Medio. Un poco exagerado, pero es probable”.
¿Y Groenlandia? ¿Saldría beneficiada de esa explotación de recursos? ¿A qué precio, al de alterar la geografía del país? “Todos los proyectos mineros, explotaciones por definición son controvertidos. En todo caso, parece poco probable que saquen recursos justo del lugar donde se retira el hielo. Para eso queda mucho más tiempo, quizás dentro de 100 años cuando las extensiones de hielo se hayan retirado mucho más. Ahora la ventaja se centra en la navegación, en la pérdida de hielo que facilita las rutas. No es lo mismo tener un puerto cerrado durante nueve meses a que solo haya hielo durante un mes al año”.
Claro, pero en el Ártico no solo hay recursos en Groenlandia. Rusia, que es el país más grande del mundo, tiene bastante territorio dentro del círculo polar Ártico.
¿Hay gas en el Ártico?
“Sí, en Rusia. La península de Yamal es uno de los lugares del mundo con más exportaciones de gas. Ya trabajan en llevar gas a China, es una realidad. No estoy tan al día, pero claro que habrá colaboración entre Rusia y China. Es un mundo paralelo a Occidente, estamos aquí metidos un poco en nuestra burbuja y ellos dicen ‘id vosotros a vuestro rollo, que nosotros ya nos autogestionamos’. La guerra de Ucrania lo ha acelerado de forma impresionante”.
La vida de Larramendi: “No dejamos de ser cazadores recolectores a los que nos han puesto una corbata”
Con todas las imágenes mostradas e historias que Larramendi tiene por contar, a más de uno se le habrán movido las mariposas de la aventura por el estómago. El explorador charla en la segunda parte de la entrevista sobre su estilo de vida, la importancia de encontrar contrastes entre el viaje y la rutina, y la necesidad de introducir un elemento de desafío en sus viajes: “Lo atractivo de una expedición es enfrentarse a algo”.
¿Qué hay que tener para hacer una de estas expediciones? ¿Importa más el conocimiento o la predisposición?
“Hay una parte de actitud personal, de personalidad, que son importantes. Pero hay muchos factores en juego, es una suma de todos. Yo, por ejemplo, me guío mucho por la intuición, porque al final es tu conocimiento. Uno de los rasgos importantes es cómo reacciona una persona cuando las cosas se tuercen, porque ahí es donde cuenta realmente. Cuando todo va fenomenal todos somos geniales, pero cuando todo lo que has planeado se viene abajo, ahí es cuando importa. Es una metáfora de la vida misma, la clave siempre es cómo reacciona una persona cuando todo se viene abajo”.
“Hay otros proyectos en los que la actitud no es suficiente. Por ejemplo, si quieres escalar un ochomil, una actitud impresionante no te sirve si no sabes de alpinismo. Pero en una expedición polar todo es mucho más psicológico, los tiempos son más largos, de ahí la importancia de la actitud”.
¿Moldea el carácter vivir tanto tiempo entre hielos?
“Evidentemente, tanto tiempo ahí no puede pasar desapercibido. Pero si lo comparamos con la vida normal, son otros mundos. La vida urbana es una suma de dificultades, pero cómo afrontas esas dificultades lo marca todo. Hablamos de mundos totalmente diferentes, allí somos un grupo de personas en medio de la nada, un contexto que no podemos ver en una ciudad”.
¿En qué mundo te sientes más cómodo?
“Me siento cómodo en todos lados, lo importante es conseguir un equilibrio y disfrutar del contraste. Podría vivir en Groenlandia porque conozco el país, el idioma y me siento parte de allí, y la vida urbana de Groenlandia no es tan diferente a la de aquí, porque el mundo moderno con internet y wifi no es tan diferente de una ciudad a otra. Pero cuando estás de expedición sí que estás en un entorno diferente. Yo necesito hacer expediciones porque es como mi reseteo, mi forma de salir un poco del ‘Matrix’. Ahí tienes un equipo y un objetivo que cumplir, no hay más. Hoy en día es un privilegio poder estar concentrado en una sola cosa, porque normalmente tenemos como ocho frentes abiertos. Todos los mundos tienen su estrés y su trabajo, pero en el fondo no dejamos de ser cazadores recolectores a los que nos han puesto una corbata”.
En otras entrevistas dices que viajar poco produce “visiones encorsetadas”
“Sí, pero hoy en día, ¿qué es viajar? ¿Desplazarse físicamente? No necesariamente, depende de lo que entiendas por viajar. Evidentemente que es desplazarse, pero también hay una parte que es salir de tu zona de confort, de viajar un poco a la aventura”.
¿Qué es la aventura para ti?
“Salir de tu comodidad, enfrentarte a algo nuevo que no tienes del todo controlado. Tiene que tener un elemento de desafío, que no estés seguro de que todo vaya a salir bien. Salir de tu casa siempre está bien, eso lo tenemos claro. Lo atractivo de una expedición es enfrentarse a algo, y yo siempre intento dar ‘saltos’ en mis proyectos de los cuales no estoy del todo seguro y aportan incertidumbre”.
¿Haces viajes más ‘cómodos’? Visitar un país, una ciudad…
“El problema es que mi trabajo me lleva mucho tiempo (risas). De hecho, cuando no estoy viajando, intento ser lo más sedentario posible, intento quitarme el mayor número de viajes posible, porque puedo estar seis meses seguidos al año viajando. Son muchos meses programando todo, y cuando termino, intento no moverme y coger una rutina. Es lo que hablábamos de los contrastes, no podemos estar siempre en la rutina o siempre en el Ártico porque puede ser agotador”.
Si escuchas el nombre de Ramón Larramendi, piensas en entornos polares. Pero, ¿qué otra cultura o paisajes te gustaría conocer?
“Me gustaría conocer algo completamente opuesto al paisaje polar. A mi siempre me han interesado los desiertos. En algún momento en el pasado quise hacer una expedición por el interior de Australia, incluso lo estuve mirando por curiosidad. También me interesa el interior del Sáhara, el mundo de los camellos, estuve ahí en los años 80, en lo que fueron una pequeñas aventurillas que bueno, ¡me dieron ganas de más!”
¿Has pensado en coger un año sabático para hacer este tipo de viajes?
“Por supuesto que lo he pensado, pero al final estás en tu propia rueda y no es tan fácil pararla. Yo tengo una empresa (Tierras Polares) y vivo de los viajes que hago, que es el lado profesional, pero también tengo proyectos que me interesan, que son más personales. Pero claro que lo he pensado”.
La entrevista finaliza y Larramendi se pierde entre el gentío que hay en la plaza de Callao. En unos días se encontraría en Groenlandia junto al youtuber Lethal Crysis para grabar un documental del país. Ahí, entre la marabunta del centro de Madrid, el explorador va camino de un paisaje congelado que es la nada, pero que para algunos es todo y más que suficiente. Si un alien leyera esta entrevista, ¿qué pensaría de Ramón Larramendi?